Una manzanita newtoniana _________

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     Imaginemos que estamos sentados bajo un manzano tomando un té y cae una manzana sobre nuestra taza derramando el té (dejemos aparte el hecho de que haya que ser tonto para poner una mesa debajo de un manzano). Buscamos a la inoportuna causante de nuestro enojoso incidente y... la manzana no está por ninguna parte. ¿Se ha perdido?; no, simplemente no está en parte alguna.
Días más tarde (si por limitaciones de comprensión, no somos capaces de entender que hay que trasladar la mesa donde no esté el manzano), nuestro té vuelve a echarse a perder por otra manzana desprendida de una rama y, de nuevo, la manzana ha desaparecido. Y del mismo modo ocurren cosas en la naturaleza circundante que no podemos explicar, que escapan a nuestra comprensión (lluvia sin nubes, olas sin marea, objetos sin sombra...) por más que nuestra experiencia nos demuestre que suceden. Si eso ocurriera, viviríamos en un mundo inasequible al pensamiento racional; seríamos meros objetos no sujetos, de fuerzas desconocidas e incognoscibles para nuestra inteligencia. Nos veríamos limitados a vivir resignadamente, sin poder actuar para mejorar nuestras vidas.
Pero, la manzana cae, derrama el té, la buscamos con rabia, la encontramos, le propinamos una inmerecida patada, miramos el árbol, reflexionamos y ... modificamos las situaciones, moviendo la mesa para disfrutar de nuestro té.
Después establecemos vínculos de racionalidad, símiles, hipótesis. Esas hipótesis son probadas a la luz de la experimentación y desarrollamos tesis y teorías para la comprensión del mundo. El conocimiento adquirido lo aplicamos a casos diversos, con el fin de mejorar nuestras relaciones con el mundo material, siguiendo sus propias leyes del movimiento interno.
Este fue, en línea generales, el método científico con el cual se derrotaron las ideas medievalistas, las telarañas místicas y metafísicas, que dominaron la sociedad no hace tanto tiempo, y de las cuales, algunas, continúan esclavizando la mentalidad impidiendo el pleno desarrollo de la facultades, capacidades y potencialidades individuales, frenando el largo camino de nuestra especie hacia su completa consciencia de sí misma, en armonía con la naturaleza material. Ahí comienza la verdadera Historia.


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