Racionalismo, empirismo, transformación

          COMPRENDER EL MUNDO
          TOCAR EL MUNDO
          TRANSFORMAR EL MUNDO

     La larga noche del medievalismo empezó a terminar cuando los filósofos sometieron a crítica la tesis religiosa que le negaba al ser humano la capacidad de comprender la realidad, que consideraba obra de un dios y, por ello, incognoscible. El designio de ese dios, a la vista de los calamitosos resultados a la vista de todos, debía ser negado o resultado de una mente cruel, perversa y sádica, que además amenazaba con extender su dominio más allá de la propia muerte.
La filosofía derribó ese primer obstáculo al impugnarlo y determinar, con argumentos lógicos sometidos a la razón humana la capacidad de conocer el mundo.
El segundo paso, fusionó a la filosofía con la ciencia positiva. Si no era suficiente aplicar la razón a la realidad material para demostrar los hechos, el estudio científico, la formulación de hipótesis y la comprobación de los resultados, de manera empírica, consolidaría la emancipación de la humanidad de cualquier presupuesto metafísico y místico.
Finalmente, demostrada ya la supremacía del pensamiento humano en base a los conocimientos demostrables, sobre la jerarquización de las ideas basadas en la ignorancia, la ciencia debía llevar a cabo la culminación de las hipótesis en tesis y éstas en leyes ineludibles en los campos de la química, la física, las matemáticas, los cambios permanentes en la naturaleza, y todas las esferas científicas. Había que plantearse transformar el mundo, la realidad misma, con el objetivo de hacerlo plenamente humano y conquistar la felicidad y el bienestar de nuestra especie.
En ese camino hay que enfrentarse a muchas y poderosas resistencias. Pero el reto contemporáneo: extinción o transformación global va haciendo cada día más perentorio el papel de la consciencia. Cada cual puede adoptar una postura ante ese desafío, la visión negativa que conduce a la inacción resignada o la positiva que conduce al compromiso con esa visión de progreso.