Profunda admiracion

Esta experiencia fue tan fascinante, tuve la más deliciosa experiencia, estar con ese hombre al que tanto admiraba.

Sucedió después de un Congreso el encuentro sexual más memorable, desde que llegamos al evento fue grato saludar a buenos colegas, extraordinarios profesores y porque no algunos ponentes que a mi parecer es muy interesante escuchar.

En uno de los recesos, justo en la mesa de libros en venta, saludo a un Maestro que toda la vida profesional lo he admirado por cuánto sabe y comparte con sus alumnos.

En esa misma charla, mencionamos donde nos habíamos hospedado y resulta que por coincidencia estábamos en el mismo hotel y piso, siendo específica, estábamos en habitaciones contiguas.

Siendo honesta, eso me dio algo de emoción, tal vez podría charlar un poco más con él.

Al salir el primer día, nos encontramos en el elevador y nos reímos por la coincidencia, lo que no me esperaba era que dijera "siendo vecinos, ¿podré ir a tomar café a tu habitación hoy?", y yo mañana te invito... Pero claro que dije inmediatamente: "Si".

Llegamos a nuestras respectivas habitaciones y dijimos al mismo tiempo, "entonces, ¿café?" y solo nos quedó una sonrisa.

Pocos minutos después, tocaron a la puerta, me estaba apenas poniendo ropa más cómoda, quería recostarme un momento, me dirigí a revisar quien era y justo mi Profesor consentido estaba ahí, abrí y pregunte, ¿ya tan rápido el café?, y menciona, no no, solo quería preguntarte si tu baño tiene agua caliente en la regadera, ya que según él, su habitación estaba saliendo solo agua fría, obviamente lo dudé, pero le comenté que iba a revisar, entro a la regadera, abro la llave y si, salía agua caliente, le dije que no me incomodaba si se quería duchar en mi habitación. Jajajaja que amable, ¿no les parece?

Me agradece el gesto, se dispone a ocupar la ducha, yo, respetuosa me voy hacia a mi cama y me quedo ahí viendo un poco mis redes sociales.

Pasando el tiempo pertinente, escucho que iba a tomar una toalla (las que ahí se encuentran) y que me la cambiaría con una de las que tenía en su cuarto, yo solo dije, "adelante, sin problema, puede usarla", (mi amabilidad y respeto hacia ese personaje me daban la pauta para seguirle hablando con formalidad), al instante me pide "tutearnos", acto seguido sale con la toalla enrollada en la cintura, preguntándome si me incomodaba, yo solo sonreí y moví la cabeza diciendo que no, pero estaba en realidad un poco nerviosa, ese Profesor estaba justo como mis gustos se deleitan.

Un tipo de 50 años de edad, con buen físico, siempre atlético, musculoso, color de piel moreno claro, alto, y unas piernas super marcadas, toda una figura varonil que despertaba mis deseos e instintos, por tal motivo preferí no voltear mucho a verlo, porque pensé que me delatarían mis mejillas o la mirada.

Se acerca y me pregunta si estaba incomoda, tratando de hacer contacto visual conmigo, consigue mi atención y con menos seguridad y firmeza le digo que no, que no me incomoda, pero me tenía sorprendida, solo le dije que estaba admirada de su físico, porque el traje disimula mucho de lo que estaba viendo en ese momento.

Se acerca más y se pone frente a mí, toma mi teléfono y lo avienta hacia la cama. En ese momento yo estaba bastante alterada, de mis reacciones físicas ya ni hablamos, puesto que mi cuerpo reaccionó desde que él entro a mi cuarto.

Ahí supe que dejaría de ser mi "amor platónico" y que a veces los deseos se cumplen cuando uno menos lo espera.

Fue tan sutil, al acercarse, tocar, acariciar, besar y esperar que todo fuera tan consentido por ambos.

Ahí comprobé que un hombre demuestra su experiencia en la forma de acercarse a una mujer, que al inicio pudo parecer un tanto atrevida, sé que fue decidida y con la intención de saber lo que dos personas adultas estaban deseando desde ese primer saludo.

No hubo ningún segundo de oposición, mi cuerpo se sintió tan consentido y libre de expresar el placer por todas las formas evidentes en un encuentro.

Tuvimos tiempo suficiente para acariciar cada centímetro de nuestra piel, fue tan fascinante percibir su aroma, sentir sus besos tan deliciosos, un encuentro que al principio fue con un toque tierno, caballeroso, gentil, y que conforme nos fuimos conociendo y dejando reaccionar, se hizo más intenso, pasamos de una posición a otra, terminamos un par de veces ambos, nos dirigimos a la ducha nuevamente, y ahí repetimos la ronda de caricias, escuchando ahora que le excitaba mucho la forma en la que expresaba mi placer (gemidos), sobre todo cuando sentía y disfrutaba los mordiscos que el hacia a mis pechos, como su lengua jugaba con mis pezones y la manera que sus manos tomaban mis glúteos.

Así mismo como mis manos acariciaban su espalda y trasero, la forma en la que jugaba con su cabellera, los susurros pidiendo más y más sexo, más y más placer.

Esa tarde, el tiempo fue el suficiente para disfrutarnos, me sentí con un caballero en toda la expresión de la palabra.

Él me pidió dejarme consentir, se dispuso a preparar el café y pidió servicio de alimentos a la habitación.

Creo que no se pretendía retirar, solo dijo, después de cenar, ambos disponemos a comernos como postre.

Divertida tarde, deliciosa cena, maravillosa compañía y una noche que siguió dejándonos mucho placer.

Hasta quedarnos dormidos.

Esos 3 días, no salimos del hotel, en las mañanas era aprender mucho y en las tardes divertirnos, disfrutarnos y relajarnos.

Último día del evento, ambos nos retiramos con el gusto de habernos encontrado y las ganas de saludarnos al siguiente evento.

Acto seguido, llegan nuestras respectivas parejas y solo nos presentamos, él, mi Maestro consentido y yo, su alumna favorita.

Elogios que hoy toman un significado distinto, una complicidad absoluta y un recuerdo bastante memorable.