Equinoccio

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Enviado el , clasificado en Amor / Románticos
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Ocurrió una vez, que una estación que habitaba en el hemisferio norte, vivía totalmente desganada. Cada año, cuando despertaba, la monotonía le hastiaba. Él, era calidez, luz, ocio.....él que daba felicidad y descanso a todos, no estaba a gusto consigo mismo.

Le gustaba ver alegre a la gente, incentivar los viajes y las relaciones sociales, pero la llegada del equinoccio le desmotivaba y la curiosidad por saber que ocurría después de ese veintidós de septiembre, no le dejaba ni disfrutar de los momentos buenos de su temporada. 

Como era muy curioso e inteligente, un día escuchó a un par de turistas decir, que al regresar a Uruguay tras sus vacaciones, cambiarían de golpe de estación, y eso a nuestro verano le pareció estupendo.

Quería conocer aunque solo fuera una vez otra estación ¿Cómo sería?, ¿qué le gustaría?,¿sería como él?, ¿podrían ser amigos?.....

Estaba a punto de ocurrir el equinoccio, momento en el que él desaparecería hasta el próximo año. ¡Todavía estaba a tiempo de conocer a otra estación.....!. Seguiría a esos turistas hasta su lugar de residencia, y podría durante unas horas, conocer que había más allá de su sol y su calor.

Viajó varias horas en un avión, y empezó a sentir una sensación diferente. Un frescor le invadía, el sol templaba el ambiente y el campo empezaba a florecer.No tuvo tiempo de ver más, pero esos minutos le bastaron para enamorarse de la primavera, que en ese momento estaba comenzando allí. 

Así, el verano dió paso al otoño en el hemisferio norte y el verano se enamoró perdidamente de la primavera, y mientras pasaban las estaciones, el verano soñaba con volver a encontrarse con ella.

Mientras dormía y el resto de estaciones pasaban, pensaba en ella y al punto, desaparecia todo su temor, todo lo prohibido, toda angustia y dolor.

Ella, la estación del amor, del romanticismo, sabiendo mejor que nadie cómo pueden amarse dos desconocidos, cuando solo bastan las miradas y las sensaciones, pensaba en él también, en aquellos minutos que fueron horas para ambos.

El verano, espero y espero, entre sueños repletos de placer y pasión, cada cambio de estación, con la ilusión de tener otros pocos minutos para estar junto a ella. 

Y así desde aquel lejano año, el verano entra ilusionado, presuroso, animado y feliz como estación.... y tiene por costumbre, cambiar de hemisferio para ver a su amada primavera, su alma gemela durante toda la eternidad.

 

 

 

 


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