Denunciar relato
Era una mujer tan pequeñita, tan pequeñita, tan pequeñita, que dormía en una caja de cerillas vacía, y cuando se tapaba con un paño chiquitito que le había hecho su hermana, jugadora de baloncesto, decía: "Qué calentita estoy".
Cómo no vas a estar caliente -decía Gregorín al verla-, pecadora de la pradera, si estás metida en una caja de cerillas.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales