Caperucita Roja 3/4
Por El Peregrino Oscuro
Enviado el 15/09/2024, clasificado en Terror / miedo
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- Abuela… ¿Qué te pasa en la voz?
- Tengo ronquera niña, está tos me está matando – contestó el lobo.
Como parte de su farsa, el lobo forzó una tos grave y profunda. Caperucita Roja frenó su avance al escuchar aquel sonido horrendo.
- Ven niña, acércate, deja que tu abuelita te vea.
La niña, avanzó los pocos pasos que le quedaban hasta el borde de la cama. Las sombras envolvían con su manto el lecho, solo una silueta oscura y enorme era perceptible entre ellas.
La respiración ligeramente agitada de la niña, se mezclaba con la respiración pesada del lobo. Aquella extraña atmosfera le decía a Caperucita que algo iba terriblemente mal. Ambos cruzaron sus miradas en la oscuridad, niña contra lobo, dulzura contra maldad. En esos instantes, fue cuando la niña se dio cuenta de los detalles.
- Abuelita, que orejas más grandes tienes.
El lobo contestó:
- Son para oírte mejor.
- Abuelita, que ojos más grandes tienes.
- Si… son para verte mejor.
- Y que nariz más grande…
- Es para olerte mejor, niña.
- Abuelita… que dientes más grandes tienes.
- Son… para comerte mejor, pequeña…
La cara de Caperucita Roja se tornó una máscara de horror, al ver como caía la máscara de piel real que el lobo había usado con la piel de la abuelita. La niña dejó caer la cesta al suelo, presa del miedo. Luego, el lobo se abalanzó sobre ella cayendo ambos al suelo, la niña emitió un grito ahogado de pavor pidiendo ayuda. Un zarpazo en el pequeño cuerpo de Caperucita, hizo que la niña cambiase su grito de ayuda por una de dolor. La sangre manchaba ahora el viejo suelo de madera, salpicaba muebles y cortinas, mientras el mundo que ella conocía se tornaba en oscuridad.
Horas más tarde, el leñador llegó a la pequeña casa de la abuela y se detuvo en el umbral de la puerta semiabierta. Apoyó su mano en ella y la abrió despacio, ojeando atento en el oscuro interior.
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