EL ENCUENTRO (1)

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[Aunque este relato parte inicialmente de una idea general que yo esbocé, tiene su parte esencial en una colaboración, sin la cual la narración sería otro cuento erótico intrascendente. Vaya desde aquí mi agradecimiento.]


La chica era negra con nariz recta, puro ébano. Habíamos contactado con ella en L♥VE LINK, una página de la Red para encuentros y citas. Ella nos dijo que tenía fascinación por una relación con una pareja madura; nosotros dábamos el perfil que quería. Así que quedamos para una tarde de sexo. Por los correos que de acuerdo al método prefijado por los tres cruzamos de forma separada, a tres bandas, Maruja, ella, Tania, y yo, habíamos coincidido en lo que nos gustaba, nuestras prácticas sexuales habituales, los deseos y fantasías que queríamos experimentar los tres. Iríamos a su apartamento en esta cita.

Tania nos recibió con un abrazo casi familiar. Al instante. las miradas de Tania y Maruja se cruzaron y hubo como una corriente eléctrica entre ambas, ese instante se prolongó como si el tiempo se hubiera detenido, igual que la forma en que sus manos se estrecharon mutuamente. Daba la impresión de que estuvieran solas, sin observador alguno, como si yo no estuviera allí; como si fueran antiguas amantes reencontradas, con una especie de apetito goloso, una tensión lujuriosa apenas contenida o incontenible a un tiempo, desesperante, entre el abrazo y la entrega de los labios, los dedos, la piel...

La boca de Maruja dibujó una sonrisa entre dulce y pícara; Tania miraba la boca de Maruja, aquella carnosa labialidad abierta hacia sus ojos. No era sorprendente, porque el intercambio de correos se extendió más de una semana y llegamos a profundizar en las mutuas intimidades. Ninguno de los tres conocía lo intercambiado a dos partes; por nuestro lado, Maruja y yo consideramos, cuando decidimos la cita, que la confidencialidad y el secreto de lo escrito por cada uno de nosotros con Tania y las respuestas cruzadas, añadían un tanto mayor de excitación al encuentro.

Yo la besé y seguí a ambas hacia las estancias del piso. Me gustaba su forma de caminar. Era más baja de lo que suponía, de caderas estrechas y paso felino. Su piel oscura resultaba muy atrayente. Se iba girando y sonreía cristalinamente. En un momento vi cómo me evaluaba con sus ojos penetrantes. Me recorrió de la cabeza a los pies. Su mirada desprendía todavía el calor que la había unido al estrecharse con Maruja, al encontrarse sus cuerpos, desconocidos hasta entonces. Se notaba que el deseo entre las dos, se podía completar conmigo e incrementaría las ganas de ellas de sentirse físicamente. La elección a tres parecía funcionar.

Nos mostró el cuarto de aseo y el dormitorio, donde tendrían lugar nuestros juegos. Primero fue Maruja a tomar una cálida ducha. Mientras, yo estaba en la sala, escuchando la música suave chillout que ambientaba el apartamento, Tania subió también al piso superior.

Mi deseo de voyeur me llevó a subir las escaleras. Tania salió de la habitación completamente desnuda. Tenía un cuerpo esbelto y se movía con naturalidad; sonreía. Me excitaba contemplarla sin ropa, de manera descuidada, sin artificios. No reparó en mi presencia en el último escalón, frente al cuarto. Se dirigió al baño y entró. La puerta quedó abierta y yo caminé hacia ella.

Se veía el cuerpo de Maruja tras la translúcida mampara. Tania con su caminar felino hace rodar la puerta de cristal glaseado. Maruja, cubierta de la espuma de jabón, se gira hacia ella. Sus grandes tetas, en medio de las cuales sus grandes aréolas sobresalen y destacan. Tania se excitó visiblemente, Maruja se retiró para dejarla pasar adentro. Cuando entró, se besaron intensamente, largamente, abrazadas; después Maruja comenzó a enjabonar el cuerpo negro de Tania, prolongando cada pase por su pecho, sus muslos... Las dos estaban embelesadas, mirándose a los ojos. Pase más allá de la puerta, para disfrutar espiando cada acto de ambas. La pasión sexual se percibía en la forma en que se sucedían los besos y los abrazos.

La esponja cayó al suelo y Maruja frotaba con las palmas de las manos las pequeñas tetas de Tania, jugaba con sus pezones; Tania se estremeció con una corriente eléctrica de lujuria y comenzó a besar el cuello de Maruja, sus hombros, sus pechos, se recreaba besando los pezones mientras Maruja pidió más entre jadeos. Tania bajó por el ombligo hasta el pubis e inició un cunnilingus. Maruja abrió sus piernas y dejó que la boca de Tania se apoderará de su vulva, gimió hasta que le sobrevino un orgasmo ruidoso. Mi polla se puso tiesa y dura. Ellas salieron de la ducha envueltas en toallas acariciándose, besándose como locas. Me vieron y siguieron, sin prestarme ninguna atención, abrazadas, camino de la habitación.

Se tumbaron en la cama, Maruja abajo y Tania arriba. El sexo de Maruja con su vello exuberante, en contraste con el de Tania, que iba toda depilada. Las dos iniciaron una tijera muy excitante. Maruja se apoderó del coño de Tania, cuyos jadeos me pusieron a cien. La boca de Maruja succionaba y chupaba toda la raja de ella, deleitándose, lamiendo sus pequeños labios internos, hasta que terminó con el orgasmo de Tania. Pero, Maruja quería más...


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