En el jardín de mi corazón florece
la flor más hermosa, mi dulce Victoria
con destello de luz y ternura, aparece
un regalo del cielo, la gloria.
Tus risas son melodías estridentes
tus sueños, estrellas que iluminan mi ser.
En tu mundo, encuentro soles radiantes,
tu luz me guía, me hace renacer.
En cada abrazo, en cada mirada,
se refleja el amor que no tiene medida
Mi rubia Victoria, mi nieta amada,
en tus manos, mi corazón descansa, querida.
Entre animales y sueños, Victoria juega.
en su mundo mágico, lleno de encanto.
Con su risa inocente, mi alma alegra,
y con su verbo precoz, yo me espanto.
Tus ojos brillan con luz propia,
tu sonrisa ilumina cualquier día gris.
Eres mi estrella, mi guía, mi inopia,
en tu mundo único, encuentro la paz feliz.
Cada gesto, cada paso que das,
es un poema que me inspira.
En tu inocencia pura, encuentro paz,
eres mi nieta especial, mi dulce lira.
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