El parque

En el centro de mi ciudad hay un parque, lugar de respiro frente al ejetreo diario. Los frondosos árboles ofrecen sombra los días soleados y el movimiento de sus ramas los días de viento, ocultan el rugir de los coches y el murmullo de la gente que no para de gritar.

El sonido del agua de una fuente cercana, se entremezcla con el canto de los pájaros, creando una atmósfera de paz y tranquilidad.

Ese parque, sirve de refugio a cualquier hora del día; por la mañana un grupo de jubilados charla amigablemente y entretiene su tiempo, un artista pinta el paisaje, capturando la esencia de la naturaleza en su lienzo y mientras yo escribo observando el lugar.

Por la tarde, los niños ríen y persiguen a las palomas, bebes juegan en la arena recién descubierta en su estrenada vida. Escolares en uniforme juegan al futbol antes de ir a hacer los deberes.

Por la noche, el parque se convierte en refugio de felicidad para adolescentes, que disfrutan su primer amor, su primer beso, miradas cómplices llenas de promesas, caricias robadas en el inicio de la pasión y del deseo.

Cada rincón del parque, cuenta una historia, la guarda con recelo; la felicidad del amor, la tristeza por una pérdida, el llanto desconsolado de la decepción, la ilusión por empezar un proyecto, el miedo a envejecer, el dolor del desamor, la frustración por no llegar a todo ....vidas cruzadas que recoge el parque, refugio en medio del bullicio de una gran ciudad.