Denunciar relato
Llevo en mi corazón interior
la última mirada de tu adiós.
Y ese beso negado. Y ese no te amo.
Me resigno. He de olvidar el futuro
y el pasado. Ambos no vívidos.
Corro como sediento de un llanto
y solo encuentro consuelo
en el Dios de los poetas,
el eterno Eros.
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