Las hermosas manzanas de la madurez brillan en las frondosas ramas de la vida. Destacan entre el fulgor nocturno de las estrellas aquí, donde no son meras existencias astronómicas. Inigualables esferas que en la luz transita curvadamente. Ahí se deslizan los sueños; ahí las fantasías son más reales que el triste tribunal de lo ordinario y corriente, en que se agrupan las horas y son papeles muertos bajo el verdugo tic tac de lo anodino.
Allí, ella recordó sus días de infancia, llenos de ilusiones y temores. Ahora, ya en la madurez, los sueños y las decisiones pesadas como rocas, se vuelven ligeras, como un viaje lleno de incertidumbres que te permite buscar la belleza en lo imperfecto, lleno de caídas que te hacen levantarte y seguir volando aunque sea en la mente, en las fantasías, en los sueños.....
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