Lunar de put*

Por
Enviado el , clasificado en Adultos / eróticos
4607 visitas

Marcar como relato favorito

Pestañeaba repetido para hacerme el que no veía lo que se venía, fruñía la frente y levantaba las cejas suspirando, en fin, sabía lo que quería en ese momento y Karla no estaba en esos planes, la sacaron de una sola tajada. Yo solo quería vivir, quería saber y sentir que significaba la palabra estrellarse en aventuras y sexo sucio a lo loco, incluso más de lo q estaba yo. Ella tenía nombre de libertad y eso era lo q andaba buscando, su lunar encima del labio me endiabló, su color de piel entre mulata e india con su cintura bien moldeada a la medida y su pelo corto y lacio, la hacían perfecta, era una muñeca. Los dos teníamos a alguien en ese momento, ellos dos eran iguales, querían lo iguales, querían solo rompernos. La convencí para vernos, yo no tenía casa ni dinero, nada, solo una habitación en casa de mis abuelos, y unas ganas de follármela como las de un preso con cadena perpetua si la vieran. Esa mañana Karla estaba en la universidad y yo esperando cita a las diez am, estaba expenso a q nos vieran, pero no me importaba ya nada, las cosas no iban bien con Karla y yo quería lío. Recuerdo q nos vio solo un conocido mío, desde un balcón, era familia, me miró, lo miré sonriendo con mi cara de perrito en nuevo hogar, con eso se lo decía todo. Llegamos a la casa, mi abuela con su rostro de q no le gustaba mucho la idea de la infidelidad furtiva q íbamos a cometer, se larga para lo último de la casa sin decirme nada, yo solo le abrí los ojos, no quería q la chica del lunar de puta se sintiera incómoda. La entré directo para la habitación y la besé, la besé un par de veces, no quería ni tan solo un segundo en veda. Estaba desesperado por verla desnuda, aunque jamás se lo dejé a entender, recuerdo perfectamente cuando mis manos jalaban lentamente su blúmer, yo estaba encima, le tenía elevado sus hermosos pies, se los estaba lambeando en lo q le seguía jalándole el blúmer, se asomaba su Toto, era lindo, se q las vaginas son feas, pero esa estaba linda, cada labio en su lugar, era bien chiquito y perfecto, pensé por un momento q sería el toto más lindo q vería en mi vida. Dejé de lambear muy lentamente sus pies y fui besándola hasta llegar a su Toto, le besé, le chupé, le lambie ese Toto tanto, pero tanto, hasta q me empezó a doler el frenillo de la lengua. Había como tres condones regados en la cama, esperando a q se abrieran y para que mentirles, sabíamos q estaban de más. La miré, me sonrió, y se la metí, disfruté tanto como entraba, y se la sacaba y se la volvía a meter, literal me sentía el ser más hijo de puta de la tierra, estaba singando, follándome a la chica q me tenía en desvelo cada puta noche y esa mañana estaba yo ahí, besándola y sintiéndola con mi cuerpo y su cuerpo en mis manos y parte del mío dentro de ella y la abracaba besándola y mirándola, no pasaba por mi cabeza en ese momento detenerme, le daba con amor, duro, pero con amor. Solo pensé en ella, al punto que nunca pude venirme, aunque les parezca ilógico.


¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales

Denunciar relato

Comentarios

COMENTAR

(No se hará publico)
Seguridad:
Indica el resultado correcto

Por favor, se respetuoso con tus comentarios, no insultes ni agravies.

Buscador

ElevoPress - Servicio de mantenimiento WordPress Zapatos para bebés, niños y niñas con grandes descuentos

Síguenos en:

Facebook Twitter RSS feed