LAS RAZONES DE CHARLES CHAPLIN (1)

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   LAS RAZONES DE CHARLES CHAPLIN

    En el momento en que el sonido hizo su irrupción en el cine, Charles Chaplin expresó su convicción de que la forma expresiva del arte cinematográfico no necesitaba del sonido. Consecuentemente, él mismo se negó a introducir la novedad en sus películas. Primeramente, en plena expansión del negocio del cine sonoro aún produjo Luces de la ciudad y Tiempos modernos como cintas mudas con efectos sonoros, pero sin palabras.
Chaplin dijo públicamente que para él las sombras, los gestos, la poesía de las imágenes superaban a las palabras pronunciadas simplemente por ser palabras, así como de manera implícita dió a entender que había el riesgo de manipulación, por medio de los guiones cinematográficos en un medio tan popular ya hace cien años. Se negó a convertirse personaje sonoro, con diálogos que impidiesen o no trasmitiesen, por medio de la atención del público, a las escenas las sensaciones y sensibilidad que el consideraba el profundo sentido del llamado séptimo arte.
Si nos fijamos en lo que Albert Einstein le dijo en una ocasión: "Lo que más admiro de su arte es que usted no dice una palabra y sin embargo todo mundo lo entiende", podremos entender el punto de vista del actor y director británico. De hecho, en una conocida entrevista, Chaplin llegó a determinar que si con la técnica apropiada se pudiera añadir olor y aromas al paso de las secuencias de una película, ello sería artísticamente mucho más importante que la voz hablada de los actores y actrices.
Selló su posición de resistencia ante la corriente del cine hablado con la siguiente frase: "¡Al mundo le sobran las palabras y le faltan sensaciones! El mundo quiere hoy silencios poéticos y fructíferos".
Si léemos cuidadosamente está otra afirmación del gran actor de todos los tiempos podremos entender que Chaplin no se oponía al cine hablado, sino que entendía que: "Un gesto, un color, un detalle, el pitido de un tren lejano, una melodía de acordeón semiborrosa… ¡He ahí unas pequeñas cosas que pueden “decir” más que todas las palabras!"
Finalmente, trece años después del estreno de El cantor de jazz, los espectadores escucharon la voz de Chaplin en El gran dictador. Chaplin hubo de plegarse a las exigencias de la industria del cine y buscar también la forma de utilizar la etapa del cine sonoro, con la finalidad de seguir elaborando joyas del arte cinematográfico. Consiguió en su parodia del fascismo aquello que ya era en sus producciones de cine mudo y que Einstein expresó magistralmente: "ser un buen comunicador aprendiendo a simplificar ideas complejidad." Incluso llevó al máximo el uso de la palabra para llegar al entendimiento social de los problemas vde su tiempo, como demostró con el memorable discurso final en El gran dictador.
En la película Hijos de un dios menor, encontramos una fantástica y bellísima escena íntima en que los dos personajes, Sarah Norman, una chica sordomuda, y el maestro pedagogo, James Leeds, están solos en la casa. Él está escuchando un concierto de Johan Sebastian Bach. Ella le pide que le exprese en lenguaje de signos lo que él siente al escuchar la música. Tras un intenso esfuerzo explicativo el profesor, magníficamente interpretado por  William Hurt, se rinde ante la imposibilidad de transmitir las sensaciones, emociones y sentimientos que genera la música transmitiéndola al espíritu humano. Toda la impotencia al no poder trasmitir y experimentar, el efecto del sonido en el alma, debido a la sordera, también es fabulosamente expresado por la interpretación de la actriz Marlee Matlin. En la película se puede escuchar la banda sonora por quienes no tienen la disfunción auditiva; de puede "sentir" el efecto maravilloso de la música en el espíritu. El diálogo entre los dos protagonistas, en base al lenguaje de signos, carece de sonido. La directora optó por hacer sonoro el intercambio comunicativo —como en todas las otras escenas— añadiendo la vocalización de Leeds a cada gesto. Era completamente innecesario, porque la propia actuación de actor y actriz hace comprensibles en base a las imágenes las situaciones que se describen verbalmente de manera simultánea.
En el primer cine mudo, a las escenas cinematográficasvles preceden o suceden habitualmente carteles explicativos. Igualmente, en las salas de exhibición se acompañaban de música en vivo a cargo de pianistas o violinistas. Formaba parte del espectáculo cinematográfico y a nadie le extrañaba "entender" las historias filmadas son necesidad de diálogo hablado.
En la actualidad, podemos ver qué parte de razón tenía Chaplin cuando aparecen escenas sin diálogo: paisajes, fondos en negro transicionales, personajes en quietud, reflexivos, imágenes insonoras en base a los recuerdos de los protagonistas, contraste y yuxtaposición de secuencias...
El cine, como lo entendía el gran Charles Chaplin es un Arte, comparable a la observación de las más geniales pinturas, el deleite de contemplar las panorámicas al aire libre, el placer de las más destacadas obras de la literatura, la plácida vista del cielo lleno de estrellas titilantes y las más bellas auroras boreales... todo ello no necesita de las palabras pronunciadas: es el espíritu el que nos habla.


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