Matanza, La visión de los caídos

La visión de los caídos

A Benjamín J. Green, y en continiación al relato Matanza. 

      En estos últimos segundos de mi existencia, en los que mi cuerpo dislocado es incapaz de levantarse, queda mi visión en silencio bautizada  del rojo vital que corría dentro de los que minutos antes eran mis congéneres. 

      Por nuestra naturaleza cíngara, día a día asumimos nuestro posible final sin aspirar a la paz, por el contrario. Más nunca nos ha conducido el deseo de conquista, o posesión. Solo ansiamos lo indispensable donde la oportunidad de la naturaleza lo permite. 

      Conscientes del peligro, no diré que fuimos tomados por sorpresa, como cada día, nos entregamos a las habilidades que nos han permitido sobrevivir. Pero ¿Como imaginar la ascensión tan súbita de un enemigo con tal sed de sangre?. El ominoso despliegue de su fuerza nos superó, no en un combate, el cual se da entre rivales, entre comparables, ni en una persecución. Lejos de eso, fue en la reclamación de nuestras vidas en un acto de exterminio.

      Agónica, mi vista se encuentra al enemigo aún en el escenario carmesí, que indiferente contempla su victoria. Su expresión no revela una búsqueda, porque para él toda justificación es innecesaria, ociosa. La expresión de su civilización superior no requiere justificación. 

      Mi clan ha caído, pero la nuestra es una raza fuerte, aún hay muchos más de nosotros en algún lugar, en casi todo lugar. Somos prolíficos como ninguna otra expresión viva sobre el planeta. Así que la pregunta es: ¿Qué impedirá que el enemigo desbordado, inconforme de nuestra sangre, codicie la suya propia?.