LA MUJER DEL CUADRO 3 (FINAL)

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 En la estancia reinó un denso silencio que se podría cortar con un cuchillo. Era un silencio tan revelador como amenazante que anunciaba que algo terrible se iba a producir y que por tanto aún agudizaba más el terror que se había apoderado como una viscosa serpiente en torno a su víctima en el ánimo de Sebastian Reyes.

"Los hombres te condenarán por el delito que cometiste de falsificar el testamento - sentenció la voz-. ¡Y de ahora en adelante tendrás el recuerdo de tu difunto hermano Pedro que te perseguirá siempre y no te dejará vivir en paz".

Sebastian seguía sentado en el sillón, cuando de pronto irrumpió en aquella dependencia su mujer Irene que venía a buscarlo para la cena.

- ¿Que haces aquí? ¿Qué te ocurre? Estás pálido - quiso saber ella alarmada al ver el demudado aspecto de su marido.

- ¡Nada! ¡No me ocurre nada, mujer! - mintió él.

- Pues anda. Ven a cenar. que la sopa se enfría.

El caso fue que desde aquella noche a pesar de que el fabricante eludía entrar en aquella sala de estar en la que había el cuadro de su  tía Elvira, un día determinado el notario de aquella vieja dama, se arrepintió de haberse dejado sobornar por Sebastian para que falsificara el testamento nombrandolo a él como legítimo heredero de los bienes de la familia y lo denunció a las autoridades competentes, por lo que a éste lo detuvo la Policía, y tras un juicio fue condenado a cinco años de prisión. Simultáneamente, aquel sujeto empezó a sufrir horribles pesadillas a la hora de dormir sobre su hermano Pedro que lo aseiaba sin ceisar y que le hacían gritar como a un poseso en mitad de la noche.. Él veía a su difunto hermano, se diría que de un modo paranoico alucinatorio, por todas partes, sea debajo de la cama o dentro de un armario; o en plena calle. Y de nada sirvieron los tratamientos médicos para apaciguar a su espíritu. Hasta que su mente se rompió y tuvo que ser ingresado en un sanatorio de salud mental hasta el día de su muerte.

                                                                      FRANCESC MIRALLES PÉREZ


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