En un bosque cercano, vivían un lobo y un cordero. A pesar de lo diferentes que eran, los dos animales habían entablado una gran amistad desde que eran cachorros. El lobo, por su naturaleza feroz, era temido por muchos, pero el cordero veía más allá de su apariencia, reconociendo en él un amigo leal, a pesar de que sus padres le tenían bastante miedo, prohibiéndolo en numerosas ocasiones acercarse a él.
Un día, el lobo, sintiéndose muy solo sin su amigo, lo invitó a escondidas a dar un paseo bosque adentro. El cordero estaba emocionado, pues disfrutaba de la compañía de su amigo, reían juntos,hablaban de muchas cosas y se comprendían y apoyaban.
Mientras paseaban llenos de felicidad, disfrutando de la mutua compañía, encontraron un arroyo de agua fresca y cristalina. El lobo sintió sed y se inclinó para beber, mientras que el cordero, muy contento, lo esperó pastando en la rivera.
De repente, una liebre los vió juntos, y también una ardilla y un zorro. Ambos murmuraban "¡Cuidado cordero. Ese lobo es peligroso, no deberías confiar en él!"
El cordero, escuchando los comentarios, miró al lobo con preocupación.
El lobo, que lo conocía muy bien, notó su inquietud, se acercó cariñosamente y le dijo: "No te dejes influenciar por los rumores, amigo mío. Yo valoro nuestra amistad y nunca te haría daño."
Aún así, el cordero comenzó a dudar. No podía evitar pensar que, a pesar de las buenas intenciones del lobo, su naturaleza era ser un cazador. Sin embargo, decidió confiar en él y siguieron disfrutando del día juntos.
Al caer la tarde, regresaron a casa. El cordero, con una sonrisa en el rostro, le dijo a su amigo "A veces, los otros animales nos juzgan sin conocer la verdad. Gracias por ser un amigo tan leal."
Lobo sonrió y respondió: "La verdadera amistad se basa en la confianza, no en lo que otros digan. Siempre estaré aquí para protegerte, y lo que piensen los demás, no debe afectar lo que sabemos el uno del otro."
Y así, el cordero aprendió una valiosa lección sobre la amistad: a veces, es necesario ver más allá de las apariencias y no dejarse llevar por las opiniones externas. Desde ese día, el vínculo entre el lobo y el cordero se hizo aún más fuerte, demostrando que la verdadera amistad supera cualquier barrera.
Moraleja: la amistad auténtica se basa en la confianza, el respeto y el entendimiento mutuo. Se nutre de las diferencias y fortalezas de cada uno y no de los prejuicios o rumores de terceros.
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