MEDIAS CON BLONDA.

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A las 23:00 de la noche el coche de Aitor se detuvo frente a la entrada principal de la cafetería del Megapark de Barakaldo. Una mujer abrió la puerta del copiloto y se introdujo en el vehículo sin mediar palabra.

De nombre Aran, aquella mujer iba vestida con una falda corta de cuero rojo y bajo ella unas medias de seda negra con blonda, sus bonitos pechos cubiertos únicamente por una blusa de lino y sobre esta una chaqueta de cuero también rojo, todo ello aderezado por sendos zapatos de charol también de color rojo y de aguja. No llevaba sujetador, pero si bragas de tipo brasileñas. Sin mediar palabra Aitor arrancó su vehículo y puso rumbo a su casa de Bilbao.

Eran las 23:20 de la noche y el entorno de la casa de Aitor se encontraba a oscuras, la oscuridad de la noche se veía aumentada al estar apagadas las farolas del entorno y hasta Aitor tuvo problemas para dar con la llave del portal, abrió este y ambos se introdujeron en su interior cerrando tras de sí la puerta. La oscuridad era total, Aran no conocía el lugar y se encontraba totalmente desorientada, sin dar tiempo a sus pensamientos la voz de Aitor la instó a desprenderse de la chaqueta de cuero, pero no así de la camisa, esta debía simplemente desabrocharla, seguidamente la voz la instó a desprenderse de la falda. En la oscuridad podía escuchar la respiración del hombre a su lado, sus sentidos le decían que se estaba desnudando junto a ella y tras 3 minutos de ruidos de ropas cayendo al suelo el silencio se hizo total.

Unos dedos suaves pero intensos comenzaron a recorrer los dedos de sus pies y mientras iniciaban un lento pero seguro ascenso por sus muslos la voz la instó a separar totalmente sus muslos. En la total oscuridad de la lonja aquella caricia sobre sus muslos comenzaba a generar a Aran un estado de nerviosismo sensual, notaba las yemas de aquellos dedos deslizarse muslos arriba y la ruta que seguían los llevaba directamente hacia su vulva. Ansiosa separó aún más sus muslos y buscó el tacto con aquella mano, aquellos dedos avanzaban deslizándose sobre sus medias de seda y al llegar a su blonda se entretuvieron en jugar con ella, apenas 5´´ después rozaban ya su vulva sobre la fina tela de la tanga brasileña con que se había vestido y que tanto le gustaba cuando la apetecía seducir a un hombre. La voz ordenó a Aran agacharse lentamente hasta la posición en cuclillas y con los muslos totalmente abiertos. La voz la instó a desprenderse de la camisa y continuar en la postura en cuclillas. En aquella posición la vulva de Aran quedaba totalmente expuesta y ofrecida a los antojos y manipulaciones de aquellos dedos inquietos y lascivos, así como sus fabulosos pechos.

Sin previo aviso una mano se posó directamente sobre su expuesta vulva y comenzó a deslizarse por toda ella, era una mano suave…. como aceitada y se deslizaba con suma suavidad, realmente aquella mano y aquellos dedos la estaban untando toda la vulva de aceite de masaje con un exquisito olor a romero, los dedos se deslizaban juguetones sobre sus labios inferiores y cada vez que estos rozaban su ansioso clítoris un escalofrío recorría la espalda de Aran. Cuando uno de ellos se introdujo en el interior de su vulva un leve suspiro se desprendió de sus labios, posteriormente un segundo dedo se unió al primero y un tercero después. La oscuridad era total, no podía ver a aquel hombre, aunque estaba pegada a él, pero la manipulación de su vulva la estaba poniendo a cien y le gustaba……. De repente percibió como otra mano se deslizaba por su hombro en busca de sus pechos, los recorría y acariciaba a conciencia y se deleitaban jugando con sus pezones. De pronto y con los dedos aun en el interior de su vulva los dedos de la segunda mano hicieron presa sobre uno de sus pezones y comenzaron a presionar cada vez más fuerte sobre la carnosidad de este, era una presión intensa y decidida, Aran ahora si gemía y se quejaba ante la mezcla de dolor y placer que sus sentidos padecían en la oscuridad. La presión de los dedos sobre su pezón la generaba una mezcla de placer y dolor insuperables que la encantaban pero a ello debía sumar la manipulación de la otra mano sobre su vulva… cuando con los dedos en su interior como sobre su dilatado y extasiado clítoris hasta que sin dar crédito a sus sentidos comenzó a agitarse y moverse buscando más y más la acción de aquellas manos y un orgasmo brutal la sacudió en la oscuridad mientras caía de rodillas extasiada y sorprendida por tan inesperado inicio ante aquel hombre al que no podía ver pero si oír su respiración.

Desnuda y de rodillas, agotada por tan repentino orgasmo, unas manos fuertes y poderosas la agarraron por los hombros instándola a levantarse, lentamente así lo hizo y aquellas manos la guiaron por el lugar hasta introducirse en el pequeño comedor que hacía perfectamente las funciones de cueva de torturas. En la oscuridad percibió como aquellas manos se dedicaban a recorrer su anatomía con suma lentitud mientras notaba como algo duro y largo se restregaba por sus nalgas introduciéndose entre los carnosos glúteos y rozándose adelante y atrás. Aquellas manos sobaban y recorrían sus pechos y su ombligo, bajaban hasta su pelvis y recorrían esta de arriba abajo deslizándose sobre su clítoris e introduciéndose entre sus muslos buscando la entrada de su vulva mientras aquella figura dura y alargada continuaba rozándose entre sus nalgas. Percibió nuevamente el aroma a romero y aquellas manos aceitaron sus voluptuosos pechos mientras los magreaba y acariciaban sin descanso, volvió a notar la presión de los dedos esta vez sobre ambos pezones y como nuevamente la mezcla de dolor y placer hacía que su vulva se humedeciese a límites insospechados para ella. La presencia del miembro erecto del hombre entre sus nalgas generaba en ella un deseo descomunal de ser poseída así tal cual estaban, deseaba que el hombre al cual no veía, pero oía su respiración en su nuca la penetrase desde detrás, movía y rozaba también ella sus nalgas contra el miembro erecto del hombre y este presionaba aún más su pelvis contra los glúteos de Aran.

La noche se presentaba interesante….


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