,,,,,,, MIEDO EN LA NOCHE,,,,,,
Parte 1
Se llamaba Amaya. Era una chica de 25 años de edad. Solía tener dos trabajos diarios, para poder sobrevivir y poderle mandar algo de liquidez a su familia (hermanos y a sus padres). Ya que su padre se encontraba enfermo y sus hermanos tenían todavía edad de estudiar. Su madre, era jornalera, limpiando casas. Aparte, vendía lo que tejía por las tardes, sentada cuidando del hogar y de su esposo.
De esa manera podía ganarse unos cuartos, al mismo tiempo que cuidaba de su marido. Julián que así se llamaba su padre, tuvo un accidente, donde trabajando en el campo, se cayó, con tan mala suerte, dándose en la cabeza, quedándose invalido de piernas.
Le gustaba escuchar historias de misterio y de suspense, que solían contar las personas más ancianas de su barrio. Una un día le conto, que si antes de dormir, repetías varias veces el nª 7, terminaba por desplazarse, su mente, su conciencia y su alma, en el plano astral, una vez cogido el sueño más profundo. Donde uno no se puede mover, ni defenderse de un ataque, donde uno está en manos de sus miedos, llegando a causar hasta pesadillas. En un mundo terrorífico, lleno de dolor y misterios. Donde ningún ser humano, es capaz de entrar con un cuerpo físico.
Esta señora, contaba que una amiga suya, de jovencita. Le gustaba poner a prueba su fortaleza. Decía que era intocable, que no le tenía miedo a nada, ni a nadie. Porque todo lo que no se ve, no se oye, ni se siente, nunca podía hacer daño, ni causar dolor. Aquel día Amaya vino del trabajo, se ducho, se puso cómoda y como por arte de magia, cayó en un profundo sueño, donde nada parecía diferente a como es estar despiertos, ni nada sería imposible a cuando se entra en un profundo sueño nocturno.
De repente se despierta como si alguien la llamara. Era ya tarde, entre bostezo y bostezo, empieza a tener hambre, se dirige a la despensa, no ve nada apetecible. Abre la nevera y decide comer unas pocas uvas y un trozo de queso. Pone la fruta debajo del grifo, les deja caer un poco de agua y seguidamente, con las uvas y el queso en un plato se dirige a su habitación.
Siente como si hubiera alguien con ella. Mira a un lado, mira a otro y no ve a nadie. Pero no deja de sentir una mirada, por encima de sus hombros. No le da más importancia de la que tiene, pues no viendo a nadie, dentro de su templo, dentro de su espacio de retiro, decide no darle veracidad por lo que su cuerpo, se siente inquieto.
Decide tumbarse en la cama, ver un capítulo de su novela y comer tranquilamente, con la puerta cerrada sin ser molestada. El cansancio del día, le supera. El sueño como que va ganando terreno al hambre. Sin darse cuenta va dando cabezadas, hasta llegar a quedarse profundamente dormida, de nuevo.
Vuelve a escucha un chirrido, proviniendo del armario. Se levanta y ve a unos seres saliendo del espejo de su cuarto. No da crédito a lo que sus ojos están viendo. Intenta echarlos, pero ninguno habrá su idioma, cuando de repente, dentro de su mente oye una conversación entre esos seres, donde dicen;
--Necesitamos una prueba de A.D.N. Shatps, nos ha pedido que averigüemos, hasta donde es capaz de despertad conciencia esta persona. No olvides que esto es una guerra, entre la luz y la oscuridad. Entre nuestra supervivencia y el dominio de esta raza.
Amaya se encontraba inmóvil, intentaba moverse, deseaba gritar, ansiaba salir a correr. Pero algo la sujetaba. Unos grilletes se encontraban sujetando los tobillos. En sus brazos habían unas correas y en su cabeza se encontraba un tubo trasparente, donde extraían un flujo opaco, donde sancionaban unas gotas parecidas a unas gotas de agua, mezcladas con un poco de sangre. En sus brazos, le acababan de hacer un corte, donde separaban un trozo de piel del miembro derecho. Un ojo, para ser mas exacto, se encontraba abierto y un aparato desconocido, extraían unas lecturas como si se tratara de un código, entre números y figuras geométricas.
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