MIEDO EN LA NOCHE (parte 2 final)
Por Merced56
Enviado el 12/11/2024, clasificado en Terror / miedo
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,,,,,,, MIEDO EN LA NOCHE,,,,,,
Parte 2
Amaya pataleaba, lloraba, y desde su interior gritaba, pero nadie la socorría. Tenía tanto miedo que se hizo sus necesidades encima. Sentía que se encontraba indefensa, abandonada a su suerte, incapaz de poder despertarse. En su vida nunca había sentido tanto dolor y tanto miedo. Lo sentía tan real, aunque sabía que se encontraba tumbada en la cama y teniendo un profundó sueño. Pero para ella, para su ser mas interior, estaba teniendo una experiencia traumática.
Su alma después de tanto forcejeó, salió desplazada hacia el techo de su habitación. En ese momento se dio cuenta que algo la absorbía hacia una camilla. La habitación era lo más parecido a un laboratorio. Había toda clase de instrumentos de quirófano y otros desconocidos para ella.
Eran unos seres, parecidos a unos lagartos. Su piel era gruesa, tenían 6 dedos. Median, como 3 metros. Otros eran grises. Su cara daba la sensación que tenía una máscara puesta. Su nariz era chata, no tenían pelo y nunca los veía mover la boca. Se comunicaban mental mente. De alguna manera Amalia entendían la conversación que mantenían entre ellos. De repente entro varios seres más. Uno parecía una sombra. Daba la sensación que su cuerpo era de un organismo diferente al de los otros. Aunque tenía cuerpo, no se podía distinguir como era realmente ó por lo menos, Amalia no podía verlo con claridad. Los otros dos que le acompañaban parecían insestoides.
Amaya sentía como entre ellos se preguntaban, porque su cuerpo estaba cambiando por dentro. Porque se comportaba diferente a la mayoría de la humanidad. Amaya veía las extracciones que le estaban sacando. Lo sentía tan real, como si le estuviera ocurriendo despierta. Sacando fuerzas de donde pudo, consiguió decir algunas palabras;
--¿Por qué? Mirando al ser Gris a los ojos profundamente, contestándole este.
--Por vuestro a ADN. Necesitamos sobrevivir y vosotros la humanidad, tenéis lo que a nosotros nos falta. Solo necesitamos frenar tu evolución, parar tu crecimiento y activar tu miedo, para darnos poder y alimento, para nuestra supervivencia. Cuanto más dolor experimentes al día a día y más miedo tengáis, más poder tenemos nosotros y más vida nos dais.
Amaya no lo entendía y mucho menos podía dar credibilidad a lo que estaba viviendo en ese momento, si no fuera por el dolor intenso que sentía en cada meridiano de su persona. Era un dolor insoportable, como si te pincharas con un montón de agujas sin dar tiempo a un descanso. El tiempo parecía eterno. No veía el fin de todo aquello. Escuchaba toda la conversación entre ellos y como se burlaban de ella;
--Se creen los únicos, piensan que son los más listos de todos los tiempos y mundos, pero no se dan cuenta que solo son un experimento y alimento para nuestra raza. Dejémosles pensar así, de ese modo se descuidaran, no teniendo éxito y nosotros tendremos combustible de muy buena calidad jajajajaj.
Amaya de repente sintió como su madre la llamaba y como si cayera de un 5 piso, volvió a sentir que su alma se volvía a introducir en su cuerpo, a una velocidad imaginaría. De un salto se puso en segundos de pie, al lado de la cama. Miro al espero que tenia una de las puertas del armario, noto como sus mejillas se encontraban húmedas. Su ojo derecho, se encontraba, rojo y en medio noto como una gota de sangre. Su brazo derecho tenía varios arañazos y su cuerpo dolorido y muy cansado. Como si hubiera estado haciendo pesas y un montón de ejercicio, como tenia costumbre de hacer los sábados que para quitarse el estrés y la ansiedad del trabajo de toda la semana, solía ir al gimnasio de dos cuadras de su casa.
Miro por toda la casa y no vio nada. Ni su madre, ni nada fuera de lo rutinario de un día o una noche, como cualquier otra de tantos. Su corazón latía muy acelerado y su cuerpo, como su mente solo quería gritar, revelarse, brincar y lo más fuerte desquitarse con alguien, por tanto dolor y miedo sentido… Miro el reloj y vio que solo había pasado una hora, cayendo de rodillas en el suelo, poniéndose las manos en su rostro.
Como si de una furia se tratara, se levanto, tapo los espejos de su cuarto, miro debajo de la cama, cogió un mazo que tenía en la cocina, se dirigió a la cama, se sentó y dijo con una voz potente:
--Aparecer ahora si sois capaces.
Al día siguiente decidió quitar todos los espejos, (dejando solo los del baño), y nunca más volvió a pensar en el nª7 y mucho menos pensar en aquella leyenda que un día escucho, de unas de las personas más ancianas del pueblo.
FIN
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