Tan lejos como ese horizonte donde la mirada se pierde, donde se desdibujan los contornos, tan lejos estás tú.
No sé si las fuerzas y el ánimo me permitirán culminar el viaje hasta ese lugar en el que te encuentras, manteniendo las brasas encendidas y la ilusión de encontrarte cuando llegue y que me reconozcas y me abraces.
Tanto es el espacio que la esperanza quizá no de tendido un puente hasta la otra margen, pues la distanza parece crecer cada día, a veces a pulgadas y otros a leguas, mientras la luz del faro que me guía, en vez de percibirse cada vez más nitidamente, semeja jugar al escondite.
Solo el corazón permanece irreductible ante el desánimo, ante la falta de noticias, ante los silencios, ante esta prolongada ausencia, porque sabe que te pertenece, que ya no es mío y busca incansable el que ahora es su hogar, tú.
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