FATE L'AMORE, NON LA GUERRA
Por Eunoia
Enviado el 27/11/2024, clasificado en Adultos / eróticos
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FATE L'AMORE, NON LA GUERRA
Fue Ennia la que ganó la partida; por tanto, ella dirigió la escena de nuestra pequeña orgía.
Le dijo a Giovanna que se desnudara. Los cuatro hicimos un corrillo sentados sobre la moqueta frente a ella. Prenda a prenda, Gió se desnudó y con movimientos sinuosos nos mostró sus redondas tetas, su culo respingón y su chocho depilado.
Luego fue Ennia quien se quitó la ropa. Ennia poseía un cuerpo grueso. Sus muslos rotundos, terminaban por abajo en unos pies un tanto pequeños para un cuerpo tan grande. Su abdomen dejó ver entre los muslos un monte de pelo revuelto y separado por la parte de la boca de su vulva. Se dio la vuelta y nos mostró su culo voluminoso. Francesco estaba bien empalmado cuando se quitó el calzoncillo. Tenía una polla de calibre pequeño, pero tan erecta que casi estaba en ángulo recto. Gió y Ennia aplaudieron y silbaron al ver el falo con su funda de piel estirada completamente.
Cuando mi tranca quedó al descubierto, Giovanna se levantó y se acercó. Yo todavía no estaba a tope, así que me acarició los huevos y la magreó haciéndome carantoñas. Los demás reían. Masajeó el pene hasta que se puso firme y tieso. Todos se sorprendieron al ver la longitud y grosor de mi verga, ya endurecida por el masaje.
Ennia nos dijo que quería que Gió se sentará en la silla, en medio del cuarto. La acerqué al centro de la habitación.
Giovanna se sentó con las piernas abiertas, distendidos sus muslos. Su coño lampiño tenía el pequeño clítoris descapullado, parecía el grano de una granada entre sus cerrados labios vaginales.
A Francesco, nuestra maestra de ceremonias del día, lo mandó colocarse por detrás de Gió, vino hacia mí y me acarició el glande, se recogió el largo cabello y se arrodilló a cuatro patas frente a Giovanna.
Quiero tu polla para mí, me dijo. Me reí y le hice un guiño cómplice. Ya estaba muy cachondo. Así que me puse por detrás de su gran trasero. Hemos de tener un gran orgasmo, todos a la vez, dijo. Francesco, en la parte de detrás de Giovanna, privado de utilizar su herramienta dentro de otro cuerpo se quejó, pero Ennia le reconfortó diciéndole que después ella misma se ocuparía de él.
Cuando Ennia acercó su cabeza y abriendo los labios de Gió comenzó a besarle la rajita. Francesco empezó a jugar con las pequeñas tetas de Giovanna, magreándolas y pellizcando sus nacarados pezoncitos. Ennia lamía el botoncito de Giovanna y yo me cogí a los grandes cachetes del culo de Ennia. Su espalda y sus glúteos despedían un suave aroma que recordaba al coco. Le acaricié la cintura y ella ronroneó. Acto seguido introduje mi dura tranca por el chumino, que estaba lleno de flujo por la excitación. La sensación de tomar a Ennia por su mórbido vientre mientras la follaba me sorprendió; experimenté mucho más que placer... despertó en mi algo que no esperaba, como un deseo de unión más allá y de la búsqueda del placer con aquel divertido juego a cuatro.
Por suerte para Francesco, Gió, con el arrebato de la mamada de clítoris que Ennia le estaba proporcionando, llevó las manos detrás de la silla, agarró con una mano el tieso miembro de Fran y comenzó a pajearlo, mientras con la otra le hacía caricias en los testículos. Yo seguí follando a Ennia, que se movía haciendo círculos con la cintura, con mi verga clavada dentro. Su vagina estaba inundada de su licor caliente. La polla entraba y salía y yo gemía a cada metida. Entonces oí que Ennia al girar la cabeza hacia mí, abandonando la chupada del chumino de Giovanna, pidió con voz entrecortada: Acaríciame el agujerito. No esperaba tal cosa, pero obedecí inmediatamente.
Metí mi dedo índice en la boca, llenándolo de mi saliva lubricante. El ojito trasero de Ennia era de una redondez absoluta, algo salido al exterior y con marcadas estrías prietas. Inicié unas suaves caricias en la boquita estrecha de su ojito del culo, sin dejar de joder su chocho ardiente. Presioné la punta del dedo. Ennia gimió varias veces. Suavemente metí mi tranca erecta, mientras Ennia movía su culito a la vez que jadeaba intensamente.
Giovana se tocaba su clítoris erecto sin poder contenerse, deseosa de correrse mientras veía como Ennia gemía, presa de un orgasmo brutal. Mi polla entrando y saliendo por ese agujero chorreaba y ardía, me quemaba el deseo de explosionar dentro de aquella mujer, pero Ennia jadeante me indicó que me retirara cuando estaba a punto de correrme. "¡Folla a Giovanna!", me dijo. Yo me abalance hacia la silla donde estaba sentada masturbándose, ella se abrió aún más con cara de ardiente deseo. Se levantó y se colocó encima mío, yo sentado metí mi hinchada polla en su chorreante vagina y comenzamos un baile lujurioso de movimientos rítmicos. Su respiración iba a mil y mientras yo le comía las tetas. Estaba dentro de ella, que me pedía más. Intenté aguantar todo lo que pude, pues me moría de deseo, pero cuando ella llegó al orgasmo yo no pude contener más mi corrida, y con un gruñido sonoro me vertí dentro de su coño y expulsé todo aquello que llevaba conteniendo tanto tiempo. Me dolía la polla y los huevos. No paraba de salir semen en oleadas mientras veía a las chicas masturbándose y jadeando.
Fue en ese momento cuando Francesco también se vino y eyaculó, con movimientos de penetración, entre los dedos de Giovanna. Ennia de acercó para cumplir su promesa y se metió en la boca la polla de Francesco, por la que resbalaba la leche. Se la iba comiendo hasta que lo tumbó en el suelo y se puso a joderlo. Sus tetas eran chupadas por Francesco mientras lo cabalgaba. Así, Ennia lanzó un chillido y se dejó vaciar en el chocho goteante de Ennia.
Sin duda fue un jueguecito de lo más placentero. La tarde iba cayendo y los cuatro después de vestirnos decidimos ir a comer unos sándwiches y unas copas al Maxim's. Cuando salíamos tomé de la mano a Ennia y nos fundimos en un beso largo y suave que ya no olvidé en todos los años que duró nuestra relación de pareja.
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