La espiritista

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Pregunté a una espiritista, que habitualmente se comunicaba con los fallecidos, si por casualidad se había comunicado alguna vez con alguien que estuviera soñando.

En mi reflexión, se me ocurrió que la comunicación con un soñador podría comprobarse más fácilmente que con un difunto, ya que para mí resultaba difícil entender el sentido de una conexión con el más allá.

Ella dijo que no tenía sentido, que su don era para hablar con los muertos, y que con los que sueñan ya podemos hablar en vida.

Bueno, pensé yo, tiene razón en lo de los vivos, pero en cierta ocasión soñé que me moría y que, en el más allá, después de deambular por valles y montañas, llegaba a una cabaña. Entraba y no había nadie, así que, cansado de andar y andar, me acosté en una cama y me dormí.

En ese sueño, soñé que hablaba con mi gran amigo de la infancia, fallecido años atrás. Estaba en un jardín, sentado en un banco, leyendo libros del pasado. Le pregunté qué era ese lugar y qué hacía allí. Me dijo que él no existía, que solo era una proyección de mi mente, quizás un recuerdo hundido en las múltiples capas de la memoria.

La verdad, no me importaba. Me gustaba la escena, y la conversación fue interesante, llena de recuerdos de la biblioteca de mi infancia. Hablamos de libros y cómics de los años sesenta. Recordamos a Roberto Alcázar y Pedrín, al Capitán Trueno y algunos más.

Se fue, y me quedé solo en la biblioteca. Olvidé que soñaba y mi intención era dormir para despertar en algún lugar de la "realidad". Me había olvidado de dónde venía, pero encontré un libro en las estanterías más altas, que me mostró, en letras doradas, que la naturaleza de la mente es "luminosidad", de la cual surgen todas las apariencias. Todo lo que experimentaba era una ilusión.

No sabía qué pensar: ¿estaba muerto, soñaba o estaba despierto?

Sea como fuere, ahora, cuando recuerdo el sueño, pienso en la escena con mi amigo, y la verdad, no sé si me hubiese comunicado con él en otro estado que no fuera el de sueño. Él dijo que era una proyección de mi mente, de recuerdos hundidos en la memoria más oscura, traídos a la experiencia a través de los sueños.

¿Será lo mismo en la comunicación de la espiritista con el más allá? ¿Será esa comunicación parecida a un sueño?

Es decir, como si los personajes salieran de las regiones más profundas del psiquismo humano, tanto arquetípicos como imaginarios. En todo caso, la mente crea y recrea a partir de las experiencias universales de todos los seres existentes, y está por determinar si la mente es colectiva o individual.

Describir la mente es difícil: no es una cosa, no tiene tiempo ni espacio, no puede ser localizada, no es energía, no tiene color ni forma. Surge de uno mismo, pero no se puede decir a ciencia cierta que sea una emanación del cerebro, ya que, en ese caso, la mente tendría los mismos años que el cuerpo.

La mente es la experiencia individual y subjetiva de algo, y ese "algo" es siempre cambiante: a cada momento experimentamos algo diferente. Parece seguro que todos los personajes de un sueño son proyecciones de la mente. Estás ahí y no te cuestionas la diferencia de todo lo que ocurre comparado con el estado despierto.

Imaginemos una frontera que separa la existencia de la vida de la existencia de la muerte. Una separación similar la experimentamos todos los días, entre el estado de vigilia y el estado de sueño. Por eso le preguntaba a la espiritista si podía comunicarse con algún ser onírico desde esta realidad.

Supongo que no; tendría que irse a dormir, comunicarse, despertar y dar el mensaje que haya ido a buscar. O sea, que en el caso del difunto, la espiritista tendría que morir, ir a donde se encuentra el muerto, hablar con él y volver a la vida. Pero la frontera impide que ocurra todo eso.

No se trata de un muro, sino de un estado de la mente sin cuerpo, que no te deja volver, solo continuar. Si lo comparamos con el estado del sueño y la vigilia, el proceso es similar, con la diferencia de que del sueño siempre vuelves.

Pero la espiritista afirmaba que la comunicación es psíquica, o espiritual, o mental, quizás telepática. Dice que entra en "trance" y habla con los seres que están en el más allá.

Veamos: si es un encargo, no sé cómo va a encontrar al difunto entre tantos miles y miles que mueren diariamente. Y a saber cómo es el lugar donde está. Claro que la médium puede decir que es el difunto quien viene a nuestro plano de existencia. Pero no puede. No se puede volver y saltarse la frontera.

Sin embargo, según ciertas escuelas del pensamiento esotérico, muchas personas, cuando mueren, se resisten a cruzar al otro lado y generan un doble energético, llamado "cascarón", que deambula en una dimensión entre la vida y la muerte. No tiene conciencia, aunque hace cosas relacionadas con su vida pasada, hasta que se diluye al no haber una mente que lo sustente.

Si esto fuera así, la espiritista con capacidades de comunicación con los muertos podría estar comunicándose con algún "cascarón astral".

Eso le pregunté, y ya, harta de que intentara desacreditar su don, dijo:

"¿Sabes qué? Que te jodan".

Y así acabó la conversación con la espiritista. No diré su nombre, pero tiene muchos encargos y habla con los muertos en su consulta.


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