Beto es mi vecino. Él me inició en esto cuando teníamos quince años y se quedaba todo el día solo en su casa porque sus padres trabajaban todo el día, y yo me cruzaba a la casa de él. Tenía un hermano que pasaba la mayor parte en la calle.
Una tarde que lloviznaba estaba en la casa de él. Nos acostamos a dormir un rato, estábamos en calzoncillos y él me empezó a tocar hasta que me dijo “ponte boca abajo”. Él se subió a mi espalda y pude sentir su pene duro. Ahí yo me bajé el calzoncillo y él apoyó el pene entre mis nalgas, dejándome un líquido pegajoso.
Después de un día lo mismo, pero esta vez lo quería meter adentro, me dijo. “Bueno” le dije yo, y abriendo mis nalgas él apoyó la cabeza de su pene en mi agujero, haciendo un poco de fuerza hasta que entró bien adentro de mí. Lo hicimos varias veces en repetidas oportunidades hasta que una tarde nos encontró su tío en la pieza y dijo “ahora me toca a mí”, pero el pene de él era más grande y grueso. Me la metió y me dolió mucho. Cuando terminó, la sacó y desde entonces me gusta estar con hombres, mas hoy con mis cincuenta años.
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