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En el silencio de la habitación, un niño cerró los ojos, abrazó su osito marrón de peluche y su comic de aventuras. Su amiga imaginaria, un dragona pequeña y dorada, le esperaba en un reino de nubes y estrellas. Juntos volaron sobre paisajes preciosos, ríos claros , arboles verdes y campos de flores, riendo y explorando cada rincón. Al despertar, el niño sonrió, sabiendo que los sueños compartidos nunca se desvanecen. "Felices sueños, amigo", susurró antes de dejarse llevar por el sueño, listo para nuevas aventuras.
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