LA "LUZ" INTERIOR 1

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Me hallo en el aereopuerto EL PRAT de Barelona tomando un café con leche en un bar del mismo lugar a la espera de embarcar en un avión con destino a Paris en busca de la mujer a la que amo llamada Beatriz, de veintinueve años recién cumplidos, la cual hace un mes y medio que por razones laborales se fue al país galo y desde entonces me ha estado enviando mensajes al móvil tanto ecuetos como distantes que me han causado cierta inquietud ante la posibilidad de perderla para siempre en la vorágine de aquella ciudad. Pues sé que ella se ha instalado provisionalmente en un apartamento en Montmatre pero no es seguro que la vuelva a encontrar en dicho sitio y esta incertidumbre me hace vivir en un desasosiego constante.

Recuerdo como si fuera ayer el día que conocí a Beatriz. Aquella tarde yo había ido a visitar a un familiar enfermo en un hospital y posteriormente me dirigí a la estación de trenes de Cercanías  situada en Plaza Cataluña para regresar a mi hogar que estaba en un pueblo del litoral. Entonces cuando llegó mi vehículo, una vez que me hube acomodado en un vagón cualquiera se sentó frente a mi una joven mujer que iba con su grupo de amigos, quien de un modo inesperado me causó una honda impresión. Dicha fémina era de una belleza tan singular que no era tan sólo física sino que también era anímica puesto que parecía que emanaba de lo más profundo de su alma una radiante luz cuya aura se reflejaba en todo su ser; especialmente en su tan nítida.como noble expresión en sus ojos negros. Pues jamás había visto a nadie igual. Pero no piense el lector que aquella sorpresa que me produjo aquella dama únicamente me afectaba a mi como si de una emoción subjetiva se tratara, sino que también impactó a los demás pasajeros que estaban a su alrededor los cuales quedaron embobados y desconcerados al percatarse de su presencia.

A decir verdad yo desde mi adolescencia no he dejado de ser un sujeto agnóstico, sin embargo en aquella ocasión la hermosura angelical de aquella joven me remitía a otra realidad más espiritual.

- La oscuridad odia a la luz - le dije yo-.Andate con cuidado, que hoy en día hay muchos tipos sin escrúpulos que te pueden dañar- añadí llevado por un inusitado instinto de protección.

- Sí, ya lo sé - me respondió ella con una luminosa sonrisa.

Al cabo de poco tiempo de haber conocido a Beatriz en el tren, casualmente me la volví a encontrar una mañana desayunando con una amiga en un bar de Badalona, dado que yo había ido a aquella localidad a resolver unos asuntos laboales. Beatriz me reconocío enseguida y entablamos una breve charla distendida, alegre. No obstante yo a pesar de ser un hombre de cicuenta años; casado y con un hijo me fue imposible desentenderme del embrujo de su persona. Anhelaba su luz interior que para mi era sinónimo de una indescriptible felicidad; así que todo lo demás como mi familia y otras obliaciones dejaron de tener importancia para mi; las veía muy lejos de mi ániimo. En consecuencia no pude resistir de invitarla a salir un día entresemana y Beatriz para mi asombro aceptó sin ninguna reserva.¿éramos acaso dos almas gemelas?

De manera que una tarde fuimos a una típica granja que estaba ubicada en una calle del casco antiguo de Barcelona,muy cerca de la Catedral, a tomar unos churros con una taza de chocolate caliente y hablamos con gran vivacidad de vaias cosas; sobe todo de su familia y de su trabajo.

- Mis padres son de Córdoba; aunque yo he nacido aquí - me contó ella.

- Muy bien. ¿Y a qué te dedicas? - le pregunté yo.

- Soy diseñadora de Artes Gráficas y trabajo en una empresa en la que me siento muy a gusto. Hay muy buen ambiente en ella. ¿Y tú qué? - quiso saber.

- Es importante que en el trabajo reine el buen ambiente - le dije-..Bueno, yo soy un administrativo de una empresa que fabrica porteros automáicos. Algo muy insulso y aburrido.

Tras una pausa le subrrayé siempre con la intención de protegerla del ingrato mundo:

- Mira Bea. Cuando tú hables con alguien fíjate si esta persona te mira directamente a los ojos como yo lo hago ahora. Si lo hace es porque se interesa por ti. Pero si baja la vista; o mira hacia otro lado es que pasa de ti

- Vaya. Lo tendré en cuenta. Esto quiere decir que yo te intereso ¿verdad?

- ¡Claro mujer! Te has dado cuenta.

Y los dos reímos estableciendo así un nexo de armonía.

- Yo por mi parte no soporto a la gente amargada porque siempre quiere arrastarte a su pesimismo. Mi exnovio era así y lo pasé muy mal- confesó Beatriz-. Al final lo tuve que dejar, porque en realidadad yo soy una persona optimista. Siempre pienso que las cosas en un futuro irán a mejor. Y no quiero que nadie me fastidie la vida.

- Por supuesto. Nunca, pero nunca dejes de ser cómo eres.

-Ya. ¿Y tú estás casado? - inquirió ella de pronto.

                                                                    CONTINUARÁ


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