PLACER COMPARTIDO
Está frente a mí. Tiene fijos en mí los ojos de almendra, la retina azulada, la nariz levemente respingona. Noto su aliento en mi rostro, su boca, fruta desconocida, rojiza, brillante, húmeda, musitando te quiero suavemente... Ardo en deseos de que esos labios tomen los míos, mis ganas de chuparlos, de saborear intensamente cada orilla delicada y gordezuela, de sentir con mi lengua su lengua; caracolear entre sus dientes y su paladar, acariciar el cielo ensalivado de esa boca con mi serpenteante lengua que anticipo será besada por la suya, cálida, jugosa...
Sin dejar de mirarme, Claudia me quita la camiseta. Mis senos se balancean y quedan desnudos ante su mirada. Le quitó la suya. Sus tetas son grandes, como dos melones firmes en que destacan los pezones gloriosamente rosados, como los de una púber o una monja o una deidad clásica; una virgen vestal, una virgen, sin más. Me sonríe y se apretuja contra mis pechos, pequeños, con los pezones enhiestos de deseo. Me frotó contra esas tetas acogedoras. Se me eriza el vello de placer. La tomó por la espalda y la acarició mientras bajo hacia su trasero, voluminoso, pero firme, dos medias lunas que se elevan majestuosas hacia el techo. Lo acaricio. Dis colinas elevadas cuya redondez me pone caliente; completamente cachonda y humedecida. Meto la mano por la braguita y noto la suavidad de su piel, toco la forma de esas nalgas que se me ofrecen con un calor sexual innegable. También ella está inflamada de deseo; me parece olisquear su olor de mujer caliente, enfebrecida.
Claudia se yergue para besar mis tetitas. Las toma en el interior de sus dedos, las aprieta y las exprime. Suspiro y me agito. Noto en el interior de mi vientre una suavidad fluctuante. Deseo. Concupiscencia.
Ahora sus labios y los míos se funden, se comprimen, se lamen, se mordisquean. La lengua de Claudia dibuja la forma de mi boca y se introduce hasta adentro, toma mi lengua, la circunda, la lame y succiona. Recorro su paladar goteante. Sorbo su saliva; ella como un cazo sinuoso extrae mi fluido salivar y saca la lengua, y traga, y me mira y coge con sus labios gruesos los míos, y los besa y los muerde ligeramente, como una mariposa libando.
Mi mano baja entre la braguita y la carne, noto el canal entre las nalgas, deslizó un dedo y noto la sudoración caliente entre su carne esférica. Ella chupa mis pezones y aprieta mis senos. Yo acaricio el camino de su culo y alcanzó el agujero de su ano. Claudia se agita y abre sus muslos. Crece la intensidad de mi deseo de explorarla, de explorar todo su cuerpo. Se separa un momento y me baja la braga. Las dos desnudas unimos nuestros pechos y nuestro vientre. Claudia frota su vulva contra la mía. Sé que está lleva de flujo untuoso y ardiente.
Una oleada de intensa excitación recorre todo mi cuerpo. El sentir su vulva junto a la mía me hace estremecer y una intensa tensión sexual me invade. Se me escapa un gemido y comienzo a moverme presa del deseo y noto como mi vulva se hincha y mi clítoris se pone erecto. Mis manos escapan a mi control y recorren la piel de Claudia, suave, mientras noto como su respiración se acelera y sus labios entreabiertos me piden que la bese de nuevo.
Beso sus labios, su cuello, chupo sus pezones erectos mientras oigo sus gemidos, bajo con mis labios por su abdomen y me excito presurosa de llegar con mis labios a su vulva mojada. Beso su vello mojado, acaricio el interior de sus muslos rozando con mis dedos su vagina. Ella gime y se abre de piernas.... acaricio su clítoris con mi boca mientras con mis dedos busco entre sus fluidos y perdida en mis jadeos, follarla. Me como su chocho, perdida en mi propio deseo, y noto un placer tan intenso que casi me corro. No puedo más y me coloco encima de Claudia, frotando mi sexo con el suyo. Jadeo, una presión me invade, no puedo aguantar más esa tensión y me abandono a un squirt entre espasmos intensos, gemidos, y sin parar de moverme arriba y abajo, deseosa de no acabar. Entre latidos y gritos de placer escucho como Claudia comienza a gemir sin control. Noto sus latidos en mi chocho y se alarga mi orgasmo. Varios minutos después, abrazadas, mojadas y relajadas nos quedamos profundamente dormidas.
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