EL DESACOMPLEJAMIENTO DEL SEÑOR RIQUELME

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               EL DESACOMPLEJAMIENTO
                  DEL SEÑOR RIQUELME

  Dentro de sí el señor Mauricio Riquelme arrastraba un terrible complejo de importancia irrealizada. Cuando era niño su padre, un rancio y gris oficinista, después de las plomíferas jornadas donde su superior lo ridiculizaba, aprovechando el menor error en su trabajo, cargaba contra quienes estaban bajo su dominio: su mujer y su hijo, Mauricio.
Así que, cuando por inercia se casó y tuvo descendencia, se desquitaba de su acomplejamiento mostrando su superioridad adulta sobre el nuevo niño Riquelme, repitiendo el rol aprendido. Así, trataba de superar el trauma de carecer de alguna importancia con la bien ganada consideración de déspota familiar, sin darse ninguna cuenta del daño que eso estaba causando en su primogénito.
El niño, ajeno a los traumas y problemas adultos, se escondía en el hueco de la escalera y lloraba sin entender las conductas de su padre, ése que para él era su héroe y del que sólo necesitaba su cariño y aprobación.  Las paredes de su casa comenzaron a  llenarse de ecos de expectativas no cumplidas y el pobre Mauricio, atrapado entre el deber y el deseo, aprendía a esconder sus sueños, temeroso de desafiar la autoridad familiar.

Un día, el niño encontró un viejo cuaderno y decidió plasmar sus pensamientos en él. Cada palabra revelaba un mundo que ansiaba explorar, lejos de las sombras que lo rodeaban. Cuando sus padres descubrieron el cuaderno, la rabia y la decepción estallaron. Al leer las palabras de su hijo,  el señor Riquelme rompió a llorar y en ese preciso instante decidió romper ese ciclo de inseguridades y heridas no resueltas de su pasado. Con ayuda, pudo comprender que sus traumas nunca debían ser una carga para su descendencia y que tenía que sanar las heridas, para brindar dar a su hijo Mauricio un ambiente de amor, aceptación y libertad; porque al final, el verdadero legado que los padres deben dejar a sus hijos, es la oportunidad de ser quienes realmente son, libres de las sombras del pasado.
Cada uno hace lo que puede, y el señor Riquelme consiguió enfrentarse a los traumas de su niñez y romper poco a poco los vestigios de dolor que probablemente su familia venia arrastrando de generación en generación.
Después, le tocaría Mauricio perpetuar ese cambio, que su padre con tanto esfuerzo había iniciado y que daba paso a una vida mejor para todos.


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