Vidas de santos. Por entregas, cuatro

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Aquellos personajes eran burgueses en comparación con la precariedad en la que uno se venía desenvolviendo, y aunque trataban el mismo tema, las diferencias, más que cuantitativas, alcanzaban dimensiones de calidad. Y así, aquel Latino de Hispalis, hubiera alcanzado cotas reales de "necesidad", de haber sido interpretado por un particular. Cosa que no ocurrió, pues en mitad de mi recitado, me dio un vahído, y cual princesa de cuento, sobre las tablas del Teatro de La Latina, me desmayé.

 

No es que lo hubiera estado haciendo mal- me dijo el director de escena-, pero precisamos a alguien cuya "necesidad"- recalcó- no sea tan real.

Como quiera que conmoviera a la concurrencia, hicieron una colecta, y a la voz de" para que vaya tirando un poco tiempo", me dieron aquel óbolo, que no rechacé.

 

 Lo primero que hice, a la salida, fue despacharme una ración de hígado encebollado, en el bar de la esquina de aquella misma calle de Toledo en que se encuentra tal teatro, que, regado con una Pepsi-Cola, me sentó la mar de bien.

 Estaba a punto de entrar en la categoría de los "sin techo"- pues dos meses seguidos de retraso en el pago del alquiler, lo representaba-, cuando Don Servando me llamó a capítulo-  y esta vez, al tiempo que hacerme sabedor de la circunstancia anterior, además, depositario de otra nota procedente de los farandulistas del Teatro de La Latina. Pensé que habían reconsiderado su decisión y ya me veía sobre las tablas, y, consiguientemente, deglutiendo bocadillos de jamón serrano a tutiplén, allí, en aquella, que ahora me semejara paraíso, buhardilla de Carabanchel; cuando a lo más que podía aspirar era a los de hígado encebollado, pues se me requirió, no para interpretar al acompañante del poeta, sino para hacer de tramoyista, contribuyendo, pero más modestamente, a aquella novedad en las Españas, que se produjera por el año setenta del siglo anterior, de una obra que había sido publicada cincuenta años atrás,  y que, censurada hasta entonces, representaba, aunque póstumamente, una auténtica novedad.


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