LAS PALABRAS DE PATRICIA
Pilar viaja en el autobús de linea. Su vista se posa, ora en el asfalto gris, ora en aquella rama delicada del abedul, en la transeúnte con gabardina beige...
No hay ayer, todo es continuidad, permanencia, fluir de los sentidos. El alma abierta. El pensamiento que se libera. Una autoposesión liberada. Está pensando en Patricia. Más adentro de sus pupilas, en el cinematógrafo de su mente, la recuerda meditabunda, con sus ojos castaños a juego con su cabello castaño, su media melena, su pantalón azull con estampado de hojas y flores.
Patricia tiene razón:
hay «sensaciones que todos tenemos a veces, de melancolía, de anhelo de lo que pudo ser y no fue, de lo que fue y no salió como nosotros queríamos por uno u otro motivo etc... y eso nos perturba. Somos seres emocionales, y hay una melancolía que es necesaria, que nos permite ver las cosas con perspectiva y reflexionar sobre lo que nos ha pasado en nuestra vida. Esa melancolía nos permite avanzar y crecer».
Recuerda sus palabras, en su interior nota una vez más otra sensación, que es para ella muy frecuente, de proximidad y calor; la sensación que la une tan profundamente con Patricia. Hay dentro de sí un remolino de percepciones agradables, íntimas, vivas, constantes; la compañía, el vínculo poderoso y creciente, su nexo con Patricia. La sensación de bienestar se expande por todo su organismo. Se arrebuja en su abrigo malva, mientras el autobús traquetea de camino al trabajo.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales