FATIMA Y SUS ENCANTOS ( parte 2/4 )
Por Marty
Enviado el 16/12/2024, clasificado en Adultos / eróticos
1234 visitas
* CAMBIO DE VESTUARIO:
Fátima comenzó a usar prendas de vestir más sueltas y ligeras, una de esas prendas era ponerse licras de todos los colores, cuando yo veía esas licras colgadas en el tendedero parecía de talla para niño, pero cuando la veía usando esas licras, uff, no sabía sí su licra moldeaba a su cuerpo o al revés, remarcando toda su figura, siguiendo la silueta de sus piernas hasta su cintura.
Si no eran licras, Fátima se ponía: vestidos cortos, shorts, faldas, todo acompañado con blusas igual de apegadas al cuerpo. Con semejantes prendas ajustadas no era difícil para la imaginación hacerse una idea de cómo sería verla desnuda, porque sus prendas ya hacían todo el trabajo.
Cuando yo solía estar en la computadora o en la sala mirando pelis, Fátima se aparecía de la nada a hacerme la conversa. En esas platicas Fátima me miraba fijamente y me sonreía, al mismo tiempo que se acomodaba el cabello. Así llegué a saber que su color favorito era el rojo, que le gustaba escuchar bachata, cosas así.
Por mi parte debo decir que al ser yo reservado no era de soltar nada de mi vida a nadie, pero con Fátima era diferente. Cuando me preguntaba cosas no podía negarle nada, y mucho menos cuando me lanzaba esa sonrisa, esa sonrisa pícara y coqueta. Cuando me preguntó si tenía novia, le dije que no, en eso su cara cambió de alegre a sorprendida llamándome mentiroso, yo le dije que no tenía por qué mentirle, y me dijo:
-¿Enserio? entonces no has.... besado?-
Eso es obvio al no tener con quién, fue mi respuesta, y ella dijo:
-Bueno no te rindas, dicen que tu media naranja está más cerca de lo que uno cree-
Fátima me sonrió, y volvió hacer sus cosas.
* TOQUETEOS:
Era un sábado por la mañana, yo estaba en la compu mirando videos de dross y en eso entró Fátima a sentarse en una mesa de trabajo, y nos pusimos a platicar, de pronto el sonido del parlante dejó de funcionar, y para arreglarlo tenía que levantarme levemente para ajustar el cable, y me sentí espiado así que miré de reojo a Fátima, y vi que su mirada estaba fija en mi trasero a la vez que se mordía el labio inferior. Arreglé el sonido y sentándome nuevamente me quede pensando por qué Paty miraba así mi trasero, y me dio por mutear el sonido a propósito, y al inclinarme Fátima volvió hacer lo mismo, esta vez me demore para darle el gusto a sus ojos.
Paso una semana. En casa había fiesta familiar, y cuando yo iba de camino al baño Fátima venía de frente, y antes de alejarnos noté que una mano me tocaba el trasero, al girarme vi que era Fátima quien me había dado esa palmada en mi trasero, ella solo me soltó una sonrisa y siguió su camino. Más tarde yo me preguntaba:
-¿Esta mujer que querrá de mí?-
Me hacia el ingenuo a mí mismo porque ya sabía la respuesta.
Las palmadas de parte de Fátima se fueron haciendo más habituales, y no solo eso, cuando yo solía estar sentado en x parte venia Fátima por detrás y acariciaba mi cabello, todo esto lo hacía incluso si avía gente al rededor o no. Por mi parte yo no le respondía a sus toqueteos, más que nada por lo reservado que era, pero ganas no me faltaban.
* LA TIMIDEZ SE VA:
Yo venía del mall de ver una peli, y al entrar a la casa y abrir la puerta de la sala vi a Fátima arreglando unos pantalones, y cuando me vio, de lo sería que estaba le cambio el semblante y con una sonrisa me dijo:
-Hola Marquitos, como estuvo la película??-
Yo tarde en contestarle, más que todo porque estaba embobado por cómo estaba vestida
-He? Si si, me fue bien, y tú que haces, ¿por qué estas molesta?-
Ella me dijo en todo cansado:
-Es que estoy atareada, y no tengo quién me dé una manito con todo esto. Y para rematar discutí con mi novio y creo que la relación se terminó, no lo se.
Yo no podía salirme e ir a dormir por una razón, bueno era por dos razones, una para ayudarle a terminar pronto, y segundo poder admirar su envidiable figurita, así que le dije:
-Déjame ayudarte si quieres, así acabaremos más rápido-
A Fátima le cambió el semblante y la note más relajada. Estaba vestida con una camiseta de licra color roja de manga corta y escote en v muy revelador, estaba puesta una licra que a su vez tenía estampado un billete americano por todo el ruedo, y cuando se agachaba o inclinaba se veía muy sexy. Cuando estaba en esa postura sus caderas crecían, y cuando se giraba su blusa se le subía levente, al contrario de su licra que se le bajaba unos tres centímetros formando una v, dejando al descubierto una pequeña franjita roja que era el color de su ropa interior. Ella me hacía la conversa, pero yo al mismo tiempo que le contestaba cosas, admiraba su bello cuerpo, que cuando se agachaba resaltaba mucho más su cintura y sus piernas.
Nos tomó dos horas acabar. Fátima me dijo que mientras trae café vea algo en la tv. Al regresar Fátima con el café se sentó muy apegadita a mí y me extendió el vaso, y se puso a ver la tv.
Cuando se acabó el café, Fátima se levantó y dejó los vasos en la mesita de enfrente inclinándose un poquito. Uff, esa licra con el estampe de billete moldeaba su figura, que divina se veía de espalda, y sentándose nuevamente a mi lado, puso su mano en mi pierna. Me entró un escalofrío al sentir su mano, pero cuando volteé la vi relajada mirando la tv. Yo quería corresponderle y tocarle la mano, pero cuando Fátima vio que yo no la correspondía se levantó y dijo:
-Ya es tarde, hay que ir a dormir-
Estábamos yendo a nuestras respectivas habitaciones, Fátima adelante y yo atrás de ella, y note que mi mano derecha bajaba y se fue directo al trasero de Fátima, en eso entré en razón y quite mi mano rápidamente. Fátima se giró y me miró sorprendida pero no dijo nada, yo pasé de largo y me metí a mi cuarto diciéndole hasta mañana.
Ya en mi cama acostado, pasaba por mi mente dos cosas: lo primero era, lo suave que se sentía el tocar el trasero de Fátima, y segundo es que cuando ella se giró no la vi enojada sino al contrario, estaba asombrada sí, pero vi en su semblante una leve sonrisa.
Al día siguiente yo estaba en la compu, y escuche la puerta de afuera, y escuche la voz de mi madre y de Fátima, yo estaba nervioso a ver que me diría al vernos, pero cuando ella entró y me vio a mí, me saludo muy normal junto con una sonrisa de complicidad, y se fue hacia la cocina moviendo sus caderas más de lo habitual. La muy condenada sabía lo que me atraía de ella y estaba sacando provecho de eso.
CONTINUARÁ...
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales