Denunciar relato
Lo que una vez fue un pantano infinito, lleno de árboles frondosos y agua estancada, ahora se ha transformado en una biblioteca bien iluminada, limpia y acogedora.
Entré en ella, ahora llamada la Biblioteca de los Recuerdos, y quien la dirige es aquel al que una vez acusé de ser el culpable de mis problemas y la razón de mis fracasos: el Monstruo. Estaba sentado, leyendo un libro de tapa roja con manchas de un rojo más oscuro. Los bordes del libro tenían franjas doradas que recorrían cada esquina de ambas caras, y en el centro lucía un símbolo que se asemejaba a una "V". Solo lo observé brevemente antes de continuar hacia el primer piso de la biblioteca.
Mientras caminaba entre las estanterías, me encontré con el pequeño yo buscando un libro. Miré alrededor, tratando de encontrar algún letrero o indicación del lugar exacto en el que me encontraba, pero no encontré nada. No quise interrumpirlo, así que seguí mi camino.
El motivo de mi visita a este nuevo espacio en mi mente era un sentimiento de inseguridad, producto de mi baja autoestima, que me había estado persiguiendo durante semanas. Es complicado dejar de pensar en el pasado cuando has vivido con esos pensamientos día tras día. Pero algo cambió mientras recorría este lugar: mis ideas comenzaron a aclararse, y el sentimiento de inseguridad poco a poco fue disminuyendo.
Me encontraba en un espacio seguro, un lugar donde no podía salir lastimado. Todo lo que me rodeaba era algo que yo mismo había construido para mantener mis pensamientos y emociones ordenados y contenidos. Este lugar era agradable, y sentía que quienes lo habitaban eran partes de mí que también buscaban un espacio donde vivir en paz. Sin embargo, al mismo tiempo comprendía que no debía entrar aquí con demasiada frecuencia. Este lugar debía ser tratado con cuidado y respeto, no solo porque era algo nuevo para mí, sino porque también era un lugar que podría absorberme debido al contenido que ahí se almacenaba.
Salí por la puerta principal sin despedirme de nadie. Mis emociones volvieron a estar controladas y en calma. Solo me quedaba dormir.
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