Denunciar relato
El finger de enlace silbó un instante casi imperceptible. La nave se acopló con exactitud. Roman estaba tan emocionado que le temblaban las piernas. Ni siquiera había podido tomar su humeante café. Esperaba impaciente frente a la ovalada puerta de entrada. Sentía un nudo en la garganta.
Cuando apareció Myriam no pudo reprimir las lágrimas. Los dos se abrazaron intensamente, permanecieron enlazados un largo lapso. La amistad que les unía tan poderosa había hecho insoportable la ausencia.
Sus miradas se unieron tan perfectamente como la nave nodriza con la pequeña nave visitante.
Los dos reían y bromeaban. Nada había cambiado.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales