Atormentaron al destino cuando amagaron darse sus teléfonos para encontrase luego. ¿Por qué? Porque su historia no estaba escrita así. Ellos tenían que encontrarse, plantearse su pasado, su presente y futuro, enamorase mutuamente y luego no verse más. En aquellos interminables segundos los escribanos de la vida reescribieron miles de historias un proceso complicado. Porque miles de caminos desaparecieron para construir otros, centenar de descendientes desaparecían lentamente, veían como cada historia se borraba en sus ojos. Ellos, otra vida iban a tener pero no juntos. Los escribanos temieron.
Pero ahí en un tiempo relativamente justo, irónicamente el colectivo llego tres minutos antes y ella tuvo la obligación de subir. Los números jamás fueron dados, se perdieron en el si hubiera de los dos, todo se termino. Los escribanos respiraron aliviados, al ver cada palabra que se volvía a escribir.
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