La madre de mi amigo. Segunda parte.
Por Chango17
Enviado el 16/12/2024, clasificado en Adultos / eróticos
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Después de hacer llegar al orgasmo a la mamá de mi amigo, iba a adueñarme de su cola. Le dije "ese culo va a ser mío", ella se preocupó. Me dijo que nunca lo había hecho por allí, que no quería. Que iba a ser doloroso.
Le dije que ahora se había convertido en mi puta personal, que teníamos un acuerdo y que iba a hacerlo despacio. Procedí a buscar lubricante, poco a poco metí mi primer dedo. Luego el segundo, ella se quejaba del dolor así que le pedí que se toque. Había alcanzado el orgasmo hacía unos segundos así que me obedeció. Saqué mis dedos y apunté mi miembro hacía su agujero. De a poquito iba a entrando cada vez más. Cuando entró toda, ella me pedía por favor que la saque, me decía que le ardía mucho. Me quedé quieto, con todo dentro de ella. Le pedí que se siga tocando y luego de unos minutos empecé a moverme muy despacio. Era un sueño hecho realidad, la madre de mi amigo, una señora católica, educada, de perrito en el sillón de mi casa, clavada por atrás mientras con la otra mano se masturbaba.
Le dije que estaba cumpliendo mi sueño, mientras ella se masturbaba. Ese culo iba a ser todo mío. Empecé a moverme cada vez más rápido y ella fue cambiando sus quejidos por gemidos. No pude aguantar mucho, me corrí dentro de ella y me quedé allí parado. Con mi miembro en su trasero y las dos manos separando esas nalgas. Estuve varios minutos así y me tiré en el sillón a su lado. Le pedí que se recostara sobre mi pecho y así lo hizo.
La abracé un rato, le di un beso que no quiso corresponder, pero solo tuve que mirarla con cara de pocos amigos para que me lo devuelva. Mientras me besaba, tomé su mano y la puse en mi miembro. Ella me masturbaba despacio mientras nuestras lenguas se enredaban.
Le di una última orden: "quiero que me la limpies con la lengua, despacito y hasta que no quede una gota de semen". Esta vez, no dijo nada, despacio fue bajando su cabeza y tiernamente me chupó todo. Ya no tenía más semen, pero me excitaba viendo cómo, con cuidado, me besaba todo el pito.
Le conté todo lo que quería saber, y le dije que, si no quería que muestre esas fotos, necesitaba que al menos una vez por semana pase a visitarme.
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