Inquilino estudiante

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Aunque hace tiempo que el universitario está en casa (le tenemos alquilada una habitación porque necesitamos aliviar costos y superar el fin de mes) sólo desde unos meses atrás he entrado en preocupación. No podría decir que es un mal muchacho, ni quiero añadirle ninguna maldad. Su único problema para mí es que está salido, cargado de testosterona, que lleva mal sus carencias sexuales. Su entrepierna manifiesta a las claras su estado de necesidad y si a esto sumo que sus atributos son consistentes no deja de alarmarme. Mi mujer a hurtadillas le echa sus miradas y además advierto, que ambos han entrado, creo sin maldad, en un juego de atracción que me tiene pervertido los sentidos. La una lleva prendas de una clara provocación, al otro se le inflama la llama que hincha el globo y yo estoy, en medio, intentando hacer de cortafuego.

Presto atención especial al movimiento de ambos, cuando percibo que él pasa dos veces por la puerta del salón sin justificación aparente, compruebo más tarde que Elvira está viendo la televisión y en su gesto de abandono muestra parte de su braguita. Otras, está Edelmiro leyendo y su paquete sobresale especialmente y mi mujer no deja de echarle miraditas de seguido, incluso se mueve inquieta en el sofá. Ella está inclinada en la cocina y se le marcan los dos cachetes de forma insinuosa, él se queda clavado en la puerta imaginándose a saber qué. Una mañana le sorprende ella de madrugada en calzoncillos y con una erección completa y no pudo, ingenua, evitar decírmelo sorprendida, le pareció desproporcionada de grande.

Estoy en un continuo duermevela porque los dos se muestran deseosos uno de desahogarse y la otra de probar un buen salchichón, así que ando mal, intento calmar a mi mujer con polvos memorables, que es verdad que la calman temporalmente, pero a la mínima exposición de los atributos del muchacho entra en fantasías.

A pesar de andar sobre aviso no puedo estar en todas partes sin llamar la atención de forma vergonzante, tengo mil recursos porque toda estrategia me parece válida, pero cuando dos están en encontrarse por mucho que hagas…

Aunque pasa esquiva o quizás por ello, le advierto algo especial, intento averiguarlo, pero se me escapa ladina. Oigo como hace ruido de cacharros en la cocina. Al poco pasa él, lo veo diligente, espero un poco antes de hacerme ver, a estas, que oigo un sonido peculiar, luego un quejido largo, quedo encogido, la cosa pinta fea, de pronto un lamento fuerte de estar saltando un precipicio, corro desolado. Me paro justo en la entrada, ella está de espalda, con la falda subida y sin bragas, él se la está follando de forma descontrolada, ya no se cohíben, ella grita de entusiasmo ante tanto ardor y viendo cumplido al fin su deseo. Él, que la sujeta fuerte, la embiste con todas sus ganas. Siento dolor, pero la fuerza del sexo es tan fuerte que el ariete se me pone a romper. Cuando termina, el joven se vuelve y pasa delante de mí con su polla enorme a modo de estandarte glorioso.

Me quedo clavado, ella me mira y en su cara no veo expresión de arrepentimiento sino de éxtasis. Corro hacia la puerta de la calle y salgo, ya en el corredor vecinal me doy cuenta de mi estado lamentable y de mi ariete aún sobresaltado. Durante un tiempo quedo sin recursos, no sé qué hacer, vuelvo a casa y entro cabizbajo. De seguido, oigo de nuevo movimiento extraño, me apresuro, llego hasta la habitación de él, no está cerrada, la empujo y veo a mi mujer subida encima y con los atributos de él dentro, esta vez es ella la que sube y baja con denodada energía a la vez que emite todo tipo de sonidos guturales. Me estoy volviendo loco, el ariete se me quiere romper, lo suelto y se muestra desafiante. El poder del sexo es tan fuerte que pierdo todo sentido de sensatez y decoro, me voy decidido la posiciono hacia delante con autoridad le busco su culito. Su arito sonrosado se me muestra insolente y se la meto en él con todas mis ganas, ella grita, pero es también de locura, noto sensaciones nuevas, increíbles, la empalo perdido el control. Al final, los tres damos, en diferentes tonos, relinchos de caballos/yegua.


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