De su cerebro nació
con aires de excelsas metas
(sería su obra maestra, una belleza poética,
la excelencia del prior);
y, sin perder más el tiempo,
presto preparó sus tretas
para al final plasmarla
y mostrarla al exterior
La idea se estranguló
al llegar hasta su mano
y, por mucho que pensó,
no se acordó el escritor
de que manco lo dejaron
cuando, siendo recaudador,
mil maravedís robó
y por la afilada hacha a cortarla condenaron
Cuando notó los ahogos, quiso cambiarla de lado,
y así hizo el manco autor;
mas, por el trasiego habido
y la ausencia de un buen mapa
de un cuerpo como el humano,
en las tripas se perdió,
nadando entre los detritus
de una cebolla y dos nabos
Aferrose a la pared de un trozo mal masticado
y se hizo fuerte en él
para convertirse en prosa;
pero sufrió el hambre también,
notó que iba a perecer
y descubrió que, cuando nada se come,
la idea no es que perezca,
es que ni siquiera nace para al final florecer
La idea, dispuesta a ver esa luz
de un mundo desconocido,
resistiose ante el espanto
de morir entre esos llantos;
se empeñó en plantar batalla
y entre los jugos nadó
para, con esfuerzo sumo,
llegar hasta el corazón
Allá convirtiose en rima
y conoció los amores del malhadado escritor;
allí conoció a su amada,
a la dulce Alejandrina,
aquella su bella dama
que jamás le concedió ni siquiera una mirada,
y no digamos tampoco
una miserable pizca de su inexistente amor
Emocionada la idea por aquella sensación,
sintió los llantos del alma
saliendo del corazón;
mil versos recitó hasta sentirse agotada
y, transformada en tragedia,
fingiendo ser el poema que pretendía su autor,
salió por su mano izquierda
para acabar encerrada y olvidada en un cajón
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