Francisco, mi vecino de al lado (4ª parte)
Por Jerónimo
Enviado el 23/12/2024, clasificado en Adultos / eróticos
1849 visitas
Fran salió en silencio, llevándose el consolador consigo, como diciendo que era él quién me permitiría usarlo cuando él quisiera. Era un hombre satisfecho, investido con esa autoridad del que sabe que ha logrado sus propósitos. Yo aún no podía levantarme, estaba como en una nube, poseída por un cúmulo de sensaciones que no podía ordenar, explicar, asumir. Mi vecino había hecho conmigo lo que había querido y el problema es que lo había disfrutado como nunca. Había desvelado algo de mi que desconocía: estaba dispuesta a cualquier cosa con tal de disfrutar del sexo como había conseguido Fran. El sentirme dominada por él, el comprobar que no era capaz de oponer ninguna resistencia a sus deseos solamente aumentaba mi excitación. Y lo peor de todo era que él lo sabía, sabía que era suya y comprendí que no iba a parar jamás, tenía un poder absoluto sobre una zorrita joven y hermosa y eso, para alguien de su edad, debía de resultar impagable.
Pasaron los días y Fran no dio señales de vida. Intuí que era parte también de su juego, hacer que deseara su presencia hasta el punto de no poder resistirme. Creo que estaba esperando a que fuera yo la que llamara a su puerta, buscándolo, suplicándole mi dosis de sexo.
Decidí desahogarme con Nuria, la otra secretaria de la oficina. Como éramos las únicas chicas, terminamos forjando una buena amistad, de esas en las que le abres tu corazón y le confías tus secretos. Nuria además de tener más o menos mi edad, era una chica madura, con experiencia con los hombres y con la vida. Nuria era más alta que yo, muy delgada, con un pelo ondulado precioso y unos ojos oscuros de mirada profunda. Sinceramente, era una mujer muy guapa.
El miércoles siguiente a aquel domingo de infarto, invité a Nuria a cenar en mi casa para poder contarle lo que me había sucedido. Le conté con detalles todo lo que había pasado, incluso lo poco satisfecha que había quedado después de follar con mi novio en comparación con la experiencia con el vecino. Sin querer, alabé las habilidades de Fran tal vez en exceso, aunque yo sentía que nada de lo que dijera hacía justicia al placer que había sentido en sus brazos. Nuria escuchaba en silencio, sorprendida, pero no me juzgó. Sencillamente, no podía creer que un hombre tan mayor hubiera sido capaz de poseerme de esa manera. Ella, me decía, le hubiera dado una patada en los huevos sin pensarlo si la hubiera arrinconado en la cocina. Al menos me hizo reír y restarle algo de dramatismo a la situación.
"Imagino que habrá influido la sorpresa. Reconozco que la situación tiene su morbo, no puedes compararla a acostarte con tu novio, no tiene nada que ver"
Sin embargo, aún no le había confesado lo que realmente me preocupaba. Y debía decírselo o esa confesión no habría tenido sentido.
"Verás, Nuria, el problema es que el vecino ha conseguido someterme. Suena a broma, pero no lo es. Sé que seré incapaz de desobedecer sus deseos, incluso llevo estos días en que no lo he visto deseando que aparezca y me folle de nuevo. Creo que no tengo ya ningún control sobre mi vida"
Nuria no podía creer lo que estaba contándole. Me sugirió que visitara a un especialista, un psicólogo o un sexólogo, pero tenía que tener cuidado con todo esto, no podía dejar que un hombre, tal vez un pervertido, tomara el control de mi vida de esa manera.
"Lo peor, Nuria, es que mi vecino sabe que me ha dominado"
Nuestra conversación terminó ahí, pues en ese preciso instante sonó el timbre. Sabía que era Fran y miré a Nuria preguntándole qué hacer.
"Ábrele", me dijo. "Quiero conocerlo, me has intrigado"
Con mi amiga en casa me sentía a salvo, aunque una parte dentro de mí empezaba a sentirse caliente.
Cuando Fran entró no se sorprendió de verme con compañía. Creo que lo sabía y que eso le impulsó a venir. En todo momento, se mostró encantador con nosotras, cuidando de no prestar más atención a una que a la otra. La conversación discurrió sobre temas intrascendentes y ni en un solo momento mi vecino insinuó nada inconveniente. Parecía imposible pensar que ese hombre pudiera transformarse en la intimidad en una máquina de follar.
Procuré que Fran se marchara antes que Nuria, evitando la tentación de quedarme a solas con él. Nuria lo encontró encantador, todo un caballero, pero seguía sin comprender cómo podía haberme seducido de esa manera. Reconoció que, para su edad, aún conservaba cierto encanto, pero le parecía imposible que algo parecido a lo que me sucedía a mí pudiera acontecerle a ella.
Me sentía mucho mejor después de abrirle mi corazón a Nuria. Incluso pensaba que tal vez, si pasaba un tiempo, podría ser capaz de resistirme a Fran. Para evitar que cayera en la tentación, Nuria me propuso pasar unos días en su casa, así no habría forma de que el vecino pudiera acosarme de nuevo. Accedí sin dudarlo y esa tarde preparé mis maletas. Cuando abrí la puerta para ir a casa de Nuria, Fran estaba en el rellano.
¿De viaje?
Sí. Por el trabajo.
Entonces Fran empezó a hablarme de Nuria; me dijo que le parecía una chica realmente hermosa y muy simpática. No sé si notó algo en mi expresión, pero enseguida me aseguró que no debía sentirme celosa, que él me prefería a mí sin ningún género de duda. Era extraño, pero parecía que mi vecino pudiera leer en mi mente. Delante de él me sentía desvalida, débil. No había intentado que entráramos en mi piso ni tampoco hizo ademán de invitarme al suyo, lo cuál no dejaba de resultar extraño. "¿Es que ya no me deseaba? , ¡cielos! ¿estoy enferma?" Y de nuevo, como si leyera mis pensamientos, Fran me dijo que necesitaba que le demostrara lo que significaba para mi cumpliendo un deseo suyo, antes de poder retomar nuestras actividades. Sonaba pedante, pero de nuevo estaba demostrando que tenía el control sobre mí. No supe que responder. Solo me quedé mirándole, esperando a que terminara de hablar.
"Verás Clara, estoy seguro de que nunca has estado con otra mujer. Lo sé, son cosas que se perciben. Y he de decirte que te estás perdiendo algo increíble, créeme. Si has disfrutado del sexo conmigo, te aseguro que el hacerlo con otra mujer te dejaría fascinada. Lo sé porque te conozco y sé lo que necesitas. Por lo tanto, he aquí lo que quiero pedirte: fóllate a Nuria, te aseguro que ella sabe cómo hacer disfrutar a otra mujer, y a un hombre también. Y por si tuvieras alguna duda, te diré que le gustas mucho. Me sorprende que aún no haya intentado nada contigo, porque se muere de ganas por follarte. Te lo aseguro. Así que dime, ¿harás eso por mí?
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales