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La pista de aterrizaje aparece en la ventanilla, oblicua al ala del avión, el descenso final comienza. He huido...
Ahora te amo con más ansia; te deseo con más fuerza. Tengo en la retina de mi memoria tus cabellos revueltos, tu sonrisa infantil, tu serena belleza tan diferente de todas las demás mujeres.
He huido para no perderte, para tenerte siempre así, para que lo que nos unió no se corrompa, para mantener y preservar nuestros sueños. Aunque sé que la distancia no podrá separar la suave necesidad de nuestras almas, la feroz necesidad ardiente de nuestros cuerpos.
En pista.
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