CUENTOS BREVES (del manual de la masturbación)
Por Eunoia
Enviado el 02/01/2025, clasificado en Adultos / eróticos
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CUENTOS BREVES
(del manual de la masturbación)
(3)
LA APUESTA CON BÁRBARA
Bárbara, mi prima, me mira y me dice: "Ahora, las bragas". Yo me echo a reír y le respondo: "No; nos puede ver". Estamos en una tienda de campaña. Hemos hecho una apuesta, a ver quién tiene los pezones más grandes. Los míos son más protuberantes y se han puesto tiesos antes incluso de quitarme la camiseta. No sé por qué, pero me he puesto calentita. Los pezones de ella son rosados y su circunferencia es, como me había anticipado, más grande; unos botones muy redondos y grandes como cerezas.
"Y también tengo el bomboncito más grande". Se refería al clítoris. ¿Apuestas?" Respondo negándome en redondo.."No, eso no". "¿Por qué, te da vergüenza?" Estoy un poco azorada. Las tetas, vale, pero lo otro... "No quieres perder de nuevo, eh...", responde. "Que no, Bárbara, no es eso... Es que me parece una tontería; y pueden vernos". Además, el juego me ha puesto cachonda y noto que me he humedecido; no quiero que ella me vea el conejito mojado.
Es de noche y tenemos puesta una lámpara eléctrica en el cuadrante de las barras de la tienda plegable.
"Pues, apagamos la lámpara". Y lo hace, así, sin más. La tienda se queda a oscuras, pero decreciente un haz de luz me enfoca los ojos. Bárbara ha encendido la linterna del móvil. "Venga". Coloca el móvil en el suelo de lona y se quita el short y el tanga. "Vamos". Yo dudo, pero me quedo en braguita. Y como decía antes, me dice "Ahora, las bragas". Apenas la veo en la oscuridad y eso me da la confianza que me faltaba y me desvisto mientras una excitación me recorre.
Sólo estamos ella y yo, en esa tienda, sin apenas luz y comienza a gustarme esa situación. Las sombras de su cuerpo desnudo me ponen mucho, y mi chocho mojado hace que mi mente se nuble y no pueda pensar en otra cosa que en ella. Pongo mis dedos en sus labios, para que no hable más y veo sus ojos deseosos de mí. Acaricio con mis dedos sus brazos y sus pezones erectos y me vuelvo loca de placer. Mi vagina chorrea y a mí no me preocupa, porque quiero llegar al clímax. Bárbara me acaricia con mucha suavidad el cuello, la espalda, el abdomen. Se me escapa un gemido inevitable y la beso, primero con suavidad y después con pasión. Con fuerza, mis besos recorren con ansia su cuerpo, sus tetas...; jadeo cada vez más fuerte cuando noto en mi boca su coño mojado. Lo recorro de arriba a abajo, de abajo a arriba, escucho sus gemidos y me excito aún más, tanto que noto que me voy a correr. Beso su chocho, su olor me atrae como un imán, como jamás hubiese imaginado. Nunca había sentido ese deseo tan brutal por alguien. Meto mi lengua, chupo su clítoris erecto e hinchado, oigo su respiración entrecortada, sus gemidos... Aprieto mi boca contra su vulva, saboreo su sexo. Ella empuja su coño contra mi boca y mi respiración se acelera. La presión en mi coño no me da tregua y no puedo aguantar más sin tocarme, sin masajear aquello que está a punto de estallar. Bárbara grita mientras alcanza su orgasmo. Mis dedos resbalan en mi sexo y una oleada de intensos espasmos atraviesan todo mi cuerpo mientras jadeo sin control, totalmente obnubilada, abandonada a un placer que nunca había experimentado.
Jadeantes aún, nos miramos con una sonrisa pícara y al unísono decimos "¿repetimos?".
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