CUENTOS BREVES (del manual de la masturbación)
Por Eunoia
Enviado el 03/01/2025, clasificado en Adultos / eróticos
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CUENTOS BREVES
(del manual de la masturbación)
(7)
RESPUESTA CONDICIONADA
(Versión 2)
Pilar se pone boca arriba. Tomás, de lado, en su lado en la cama, respira suavemente; tal vez ya en su primer sueño. Volvieron de la playa reventados, se ducharon, Tomás preparó unos sándwiches de queso y jamón y se fueron a la cama.
Habían estado con Raquel y Joel. Raquel era la prima de Pilar; cinco años mayor; Joel era su pareja desde hacía seis meses, era dos años más joven que ella, muy enérgico, alto, moreno y un poco feúcho. Muy diferente de Tomás, apacible de cabello castaño y con las facciones masculinas que agradan instantáneamente a las mujeres.
La mente insomne de Pilar se puso a fantasear. Imaginó a su prima y a Joel. ¿Qué habrían hecho al volver de la playa? ¿Habrían cenado tras la ducha e ido a la cama, como ellos? Quizá Joel, a diferencia de Tomás, tendría ganas de hacer el amor; ¿o sería Raquel?
Le vino a la cabeza cuando "cazó" a Joel esa tarde, con la vista fija en sus tetas desnudas. Él disimuló perfectamente diciendo que el sol seguía quemando a esa hora; que había que protegerse la piel. Los pezones de Pilar, ella era plenamente consciente, eran un atractivo para los ojos masculinos. Gruesos, grandes, de color miel oscura... apetitosos frutos.
Pilar asintió sonriéndole. La relación familiar con Raquel confería un toque de intimidad asexual todo aspecto de amistad entre ella y Joel. Tomás vino con unos refrescos y los cuatro hicieron un corrillo sentados. En medio de la charla, Pilar deslizó la mirada a la entrepierna de Joel. Con un vistazo fugaz se fijó en el "paquete". Debía tener una buena porra, porque se marcaba el bulto. Raquel, seguro debería disfrutar cuando la montara Joel. Su prima también tenía los pechos al aire. Los de ella eran grandes pero caídos, con pequeñas aréolas rosaditas. Las miró con aire distraído, pero ahora fue Joel quien capturó el interés de Pilar hacia los senos de Raquel. Pilar sintió un ligero rubor al haber sido descubierta, agachó la mirada y luego la dirigió a los veleros del horizonte marino. Cuando volvió la vista al grupo, algo extraño le hizo dirigir sus ojos a la entrepierna de Joel. Azorada, descubrió que a un lado del bañador, la forma bien marcada del pene de la pareja de su prima se podía ver claramente. El grosor distintivo del glande, incluso el canal que lo dividía en dos pequeñas partes, que bien pensado recordaban a los labios externos de la vulva femenina, era fácilmente reconocido. Joel la tenía ligeramente tiesa. Alguna cosa en el interior de Pilar se agitó.
Ahora, en la cama, Pilar se acordó y recuperó mentalmente la marca de la polla de Joel. Luego la imaginó sin el bañador. Una verga tiesa, enteramente tiesa, no como la viera sometida bajo la tela, con un capullo rosa fuerte y grande.
Inmediatamente comenzó a excitarse con aquella imagen. Miró a Tomás que respiraba plácidamente dormido. No podía quitarse de la cabeza aquella polla tiesa, grande, jugosa y preparada para follar. Cerró los ojos y empezó a sentir su coño completamente mojado en su pijama de pantalón corto de seda rosa. Deseosa de sexo decidió levantarse y fue al baño a coger su juguetito completamente excitada. Con el dildo en las manos fue al salón, sin encender las luces y sentada en el sofá comenzó a tocarse, a acariciarse por debajo del pijama sus tetas, su abdomen, los pelos de su chocho. Se desvistió despacio, imaginando que allí estaba Joel a punto de follarla, con su tranca brillante, erecta y húmeda. Un escalofrío la recorre, y con su mano se acaricia la vulva, su respiración se acelera, introduce dos de sus dedos en la vagina y suelta un gemido de placer. Agarra su dildo, fantaseando con la polla de Joel y comienza a follarse, abriendo las piernas mete y saca su juguetito, imagina al novio de su prima penetrándola, besando su cuello, besando sus labios con pasión. Nota los dedos recorriendo sus pechos, tocando sus pezones con las yemas de sus grandes manos, mientras su pene se mueve dentro de ella; gime, abraza la polla con su coño. Con la otra mano masajea su clítoris despacio porque no quiere correrse, quiere sentir más tiempo ese placer, pero una oleada de intensa tensión la invade, quiere estallar, tener un orgasmo, lo desea, lo necesita. Su chocho comienza a latir con ansia. Esa oleada de espasmos se extienden por todo su cuerpo, jadea disfrutando del momento, de su momento, de esa fantasía que la pone muy cachonda y que sin duda repetirá otro día. Completamente satisfecha y feliz consigo misma vuelve a la cama y se queda profundamente dormida.
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