FELICITACIÓN EUNOIA 2025

                  EL TIEMPO PERDIDO


Rogelio, en su balcón exterior, se distraía mientras envenenaba sus pulmones con el humo del tabaco, observando a las gentes y sus comportamientos abajo, en el parque público.

El anciano dibujaba corazones con la contera de su bastón en la arenosa tierra, desde el incómodo banco de madera. A su lado, su mujer contemplaba las carreras de los niños, jugando entre los árboles. Un gozquillo canela trataba de atrapar palomas mientras su ama charlaba con otra propietaria de un perro ya mayor, al que costaba respirar. Una pareja de enamorados se besaba en la puerta de entrada del jardín.
La anciana estaba callada; el anciano seguía dibujando y borrando instantáneamente los corazones rutinarios, también silencioso.
El cielo se nubló repentinamente por el paso de una masa nubosa y el aire de arremolinó, juntando decenas de hojas parduzcas.
La mujer del anciano le dirigió unas palabras, pero el hombre no pareció darse cuenta; ni se inmutó; ahora dibujaba soles infantiles, con la conocida corona de rayas concéntricas.
Seguramente, pensó Rogelio, llevaban muchos años juntos y eso había encallecido la relación, el imperio de la rutina y la pérdida de la vitalidad física.
La pareja seguía en la puerta del parque; ahora se estrechaban y la mejilla del uno estaba pegada a la de la otra. Los brazos cogidos, cintura a cintura.
Rogelio miro al cielo. Los cúmulos nubosos se habían trasladado por efecto del viento y el sol volvía a ser el emperador de la mañana. El aire fresco renovaba el firmamento. Nunca había disfrutado mañanas iguales ni un mismo cielo. Un verdadero jardín natural se renueva constantemente; no hay lugar para la rutina cuando la sangre vital une los corazones, si el sentimiento es el amor, es como un manantial renovado constantemente, el árbol cuida con su savia la continua regeneración de nuevas hojas en sus ramas; las zarzas sólo producen zarzas, no importa si son brotes jóvenes o viejos.

El pasado está formado por hilachos, pensó Rogelio con su cigarrillo a punto de quemarle los dedos.

                     FELIZ 2025, lectoras y lectores
                                                                 Eunoia