Una mansión que acoge infinidad de orgías (5) (1ª parte)

Por
Enviado el , clasificado en Adultos / eróticos
1627 visitas

Marcar como relato favorito

Ya hemos ido descubriendo lo que ocurre en 12 de las 61 habitaciones que integran esta mansión de lujuria y desenfreno. Si en cada episodio observamos e indagamos tres habitaciones, eso significa que a los 20 episodios le pondremos fin a esta investigación. Una investigación que nos desvela la doble moral, la doble vida, el cinismo y la hipocresía de los representantes de los poderes fácticos de un país.

Jorge, el segurata, acabó su turno hace un par de horas. Su lugar lo ocupa una vigilante de 28 años. Se llama Vega. Es rubia, con una melena recogida en dos trenzas. Menudita y delgada, apenas supera el metro y medio y pesará unos 40 kg. Pero es muy atlética y practica defensa personal.

Conectó con la habitación n.º 13, en donde el presidente y la directiva de la Mansión El Edén están reunidos en un Cónclave o Consejo para dirimir algunas proposiciones, sugerencias y aclarar algunas dudas.

Este Cónclave o Consejo lo componen el presidente y 20 directivos.

El presidente es el arzobispo de la zona. De los 20 directivos 8 son mujeres. Entre los 13 hombres se incluyen don Benedicto y don Alfonso (el párroco y el alcalde pedáneo, respectivamente, de los que ya hablamos en anteriores episodios).

Estos 21 miembros son todos accionistas, aunque no a partes iguales, y los únicos dueños de este negocio.

Este Cónclave lo componen magistrados, catedráticos, nobles de rancio abolengo, burgueses con grandes desembolsos en acciones de Bolsa, etc., etc. Todos y todas ellos ultraconservadores, como no podía ser de otra forma, pues tienen todo un tinglado burocrático, sistémico y de intereses de clase y casta al que conservar.

Están sentados en una mesa de roble semicircular. El orden del día va a tratar sobre tres puntos. A saber:

1) Sobre la existencia o no existencia de Dios.

2) Sobre la necesidad de inventarse un Dios, en caso de llegar a la conclusión de que este no exista, para el bien de la sociedad establecida.

3) Y sobre las nuevas titulaciones y méritos de los asociados para subir en el escalafón, en el organigrama, de la Sociedad de los Regresados a El Edén. Para ahorrar tiempo se hacen llamar Los Regresados.

Por la sala hay algunos y algunas Regresados que se pasean por el habitáculo en bikini, bañador o tanga, con la peculiaridad que de su cuello cuelga una figura circular plana, las había de diferentes colores.

Vega sabe que hay diez categorías con sus respectivos colores: blanco, amarillo, naranja, rosa, rojo, verde, azul, gris, marrón y negro.

Para pasar de la categoría Blanco a la categoría Amarillo hay que acumular 730 horas (el equivalente a un mes natural [pues si dividimos las 8.760 horas que tiene el año entre doce meses nos da 730 horas]), ejerciendo una actividad que más adelante desarrollaré con más detalles.

Para pasar de la categoría Amarillo a la Naranja hay que acumular 1.460 horas (el equivalente a dos meses naturales). Para pasar de la categoría Naranja a la Rosa hay que acumular 2.190 horas (el equivalente a tres meses naturales). Y así hasta llegar a la décima categoría que sería la Negro. Hay que aumentar 730 horas a la anterior cifra con cada escalada. Eso significa que para completar todo el ciclo y llegar a la categoría Negro que sería la diez, el o la Regresado tendría que sumar 45 meses naturales (o lo que es lo mismo, 32.850 horas). ¿Haciendo el qué? Me preguntarán ustedes. Pues allá voy con las explicaciones.

En la habitación 30, hay unos cuarenta sofás ordenados en espiral en donde los chicos se sientan totalmente en pelotas. Si están circuncidados esto favorece mucho la faena, pero si no lo están, hay que pasarle un esparadrapo o cinta aislante alrededor del prepucio (una vez que el glande esté descapullado), para evitar que el pellejo se suba. Es importante que el glande esté en todo momento en contacto con el aire. Al mancebo de turno se le ofrece un cinturón de castidad, el cual se ata a la cintura. Este cinturón de castidad en la zona inferior tiene dos cordeles, estos hay que atarlos a la bolsa escrotal, en la base de la polla, dejando los testículos como bolas navideñas.

Los cordeles tienen una longitud de un metro y hay que ir enrollándolos (apretando fuerte), hasta ir consiguiendo que abarquen el mayor espacio posible del escroto, dejándole a los huevecillos el mínimo espacio posible, en el fondo de la bolsa escrotal, insisto, a modo de adorno navideño.

En el interior del habitáculo metálico, que sirve para ejemplarizar la castidad, el tacto es como el del papel de lija. El alojamiento de la polla ahí no es muy placentero que digamos. Por si fuera poco esto, este aparato tiene la peculiaridad de que el tubo que acoge a la verga se puede ir girando en el sentido de las agujas del reloj o viceversa. No se puede hacer el gesto de la zambomba pues está sujeto a la base, pero se puede ir girando, con lo molesto que es para la polla y más en particular para el glande el hecho de tener un papel de lija rascándote el cipote durante horas.

Una persona, llamada Guía, vestida con una especie de capirote y sayón (que puede ser chica o chico, no se sabe), se sienta al lado del Regresado y durante 4, 6, 8 y hasta 10 horas al día le está dando vueltas al cilindro a modo de imitación de un monje tibetano con sus ruedas de plegarias. Este Guía, cada dos horas va cambiando de sofá y de Regresado.

En definitiva, estas horas se van contabilizando y así es el modo de ir subiendo en categorías, del color más claro al más oscuro. Esto les da un prestigio en la mansión y un caché económico mayor, también.

Para las mujeres que quieren ser Regresadas hay otra sala, que es la habitación 20. Allí también hay otros cuarenta sofás colocados en forma espiral. Las chicas deben acumular las horas haciendo lo siguiente:

Les colocan unas pinzas en los pezones y les van mandando corriente a baja intensidad. A su vez, deben sentarse sobre un consolador doble, sujeto al asiento, de 20 cm de largo por 14 cm de perímetro y meterse ambas pollas de madera de ébano por el culo y el coño. El asiento del sofá tiene la peculiaridad de que se va moviendo a modo de potro.

Esto es todo el misterio de los colgantes circulares de colores.

Vega se fija que hay muchos colgantes de color naranja, rosa y rojo, pero muy pocos azules o grises, y negros solo tres entre los hombres. En cambio, mujeres con colgantes marrones y negros vio a muchas más. No sabría decir si se debe a que las pruebas para las mujeres son más suaves o es que ellas son más constantes, persistentes y metódicas.

Pero volvamos al Cónclave, que se está poniendo interesante.

El arzobispo, que está sentado en el centro de la mesa semicircular, comienza diciendo:


¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales

Denunciar relato

Comentarios

COMENTAR

(No se hará publico)
Seguridad:
Indica el resultado correcto

Por favor, se respetuoso con tus comentarios, no insultes ni agravies.

Buscador

ElevoPress - Servicio de mantenimiento WordPress Zapatos para bebés, niños y niñas con grandes descuentos

Síguenos en:

Facebook Twitter RSS feed