Una mansión que acoge infinidad de orgías (5) (3ª parte)

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La gente jaleaba al chaval para que cabalgara fuerte y a buen ritmo. A don Pelayo lo animaban a aguantar lo máximo que pudiera, para ver si el chaval se rendía y pedía ayuda a otro chapero o a alguna golfa con categoría Negro, y así se pondría la fiesta más entretenida. Estaba en juego el orgullo de don Pelayo, no podía vaciarse tan pronto. Tenía que aguantar como un potro el tiempo que su público le pidiera.

Pero la edad es la edad, don Pelayo andará en los 72 años y el mancebo de 25 años se lo puso difícil. El improvisado chapero, aparte de subir y bajar con su ano por aquel falo bien parecido, también hacía circulitos a modo de hula hoop cuando tenía todo el rabo bien incrustado en sus entrañas. Ponía los brazos en jarra y restregaba sus nalgas contra el pubis del septuagenario. Se ponía a cantar el pasodoble “… y los nardos apoyaos en la cadera”. Después volvía a la carga subiendo y bajando por el todo enrojecido miembro del arzobispo, por las sacudidas que le pegaba con su esfínter el mancebo.

Don Pelayo bufaba, no podía contenerse más y a los pocos minutos aúlla un “Toma lechada para tus intestinos, ¡maricón de cuplé!”. A los pocos segundos el chaval se desengancha, todo triunfal, de la ya semidesinflada minga de don Pelayo saludando al público como si hubiera conseguido las dos orejas y el rabo (nunca mejor dicho), en una plaza de toros.

Don Pelayo se quedó en la colchoneta, todo estirado y exhausto, pero también extasiado por el gran placer que había sentido al encular aquel recto tan sensual y acogedor, y sobre todo, no pudo reprimir un cierto rictus de orgullo al ver cómo se le iba escurriendo al mancebo, el semen de su maestro, por las nalgas y muslos.

Vega se puso tan cachonda, que se animó a inscribirse en la Sociedad de los Regresados a El Edén. La gratificaron con un colgante circular plano de color blanco. Vega estaba deseando acumular sus primeras 730 horas de envainadas por el chocho y el culo con sus respectivas descargas eléctricas en los pezones, para subir enseguida a la categoría Amarillo.


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