Tu mirada

Como no alabar esos ojos oscuros que me contemplan, que me confortan, que con su honestidad y belleza hacen brillar mis pupilas y acarician mi rostro y todo mi ser.

Podrían derribar montañas con su intensidad, con esa fuerza que se adivina tras cada parpadeo, tras cada lágrima contenida y en realidad no quieren intimidar, a pesar de las heridas, de todo el sufrimiento, sino mostrar toda la belleza que hay tras de la coraza que tuviste que crear para que no te hiciesen daño.

Componer un fado para ellos es algo realmente hermoso y acertado de quien sabe percibir aquellos momentos que tuviste de pesar y tristeza pero que también conoce tu resiliencia, espíritu de lucha y cariño por aquellos a quién quieres, persona linda.

Fija tu mirada en la mía parecen capaces de construir un mundo nuevo desde los bases, una tierra por cartografiar, de nuestro agrado y en la que refugiarnos.

En medio de la noche o aún en la distancia es agradable rememorar esos instantes en los que la mirada fue protagonista de muchas conversaciones sin palabras, del sentimiento, de ver todo el bueno que hay en ti, de sonreír por dentro al sentirse bien y de desear un futuro de miles de nuevos momentos así, en esa proximidad donde el corazón desbocado se hace presente con su latir, cómo involuntario notario de que es un momento inolvidable, de que todo va a estar bien y en calma.

Amo tu mirada porque es tuya, porque eres tú; valiente, luchadora, compasiva, empática, apasionada, incansable fénix que renace con fuerza tras los reveses, esa persona que quiero a mi lado cada día, ese magnífico regalo que la vida, habitualmente cruel, a veces, en un gesto magnánimo, pone frente a ti.