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¡Ay madre mía!
Son mis ojos,
son mis ojos
los que te ven.
Aquellos que te imploran
ver una sonrisa,
desde un confín al otro
del universo.
Sin saber como ni porque,
yo me enamoré de ti.
Cógeme de la mano
y vayámos caminando,
hasta encontrar en nuestros
corazones, un pizca de paz.
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