Una mansión que acoge infinidad de orgías (9) (2ª parte)
Por El Manso Embravecido
Enviado el 04/02/2025, clasificado en Adultos / eróticos
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--¡Qué este culito respingón no pase hambre! --le dice la mujer a su marido, mientras con las manos, separa las nalgas para que el considerable consolador de látex entre bien y en cantidad en sus entrañas.
El hombre se masturba mientras su mujer le da caña de la buena por su trasero. El pubis de la manceba choca con fuerza contra las nalgas de su hombre. Él está en la gloria, su hembra le obsequia unas buenas arremetidas. A los pocos minutos comienza a correrse, llenando sus abdominales y pecho de una ingente cantidad de esperma. Se baja del potro y se acerca a su mujer para que le lama el pecho y el vientre. Ella recoge con su lengua los restos de lechada que su macho tiene esparcidos por el torso. En donde hay mucha cantidad de semen, la manceba lo sorbe. Luego le pega un morreo a su esposo y le pasa toda la carga de lefa que guarda en la boca. Su marido hace unas gárgaras y se traga todo.
La mujer está muy salida y exige a su marido que le haga un buen cunnilingus. Ella de pie y él bajo palio se ponen manos a la obra. El hombre sabe cómo hacer gozar a su hembra. Lame y succiona cada centímetro de los labios mayores, labios menores, clítoris y paredes internas de la vagina. A los pocos segundos, un copioso squirt inunda la boca del maromo. El hombre bebe sin desperdiciar ni una sola gota. ¡Quince o veinte segundos saboreando los deliciosos chorros de líquido transparente, que van saliendo del interior del coño de su esposa! La hembra se sienta en la cara de su hombre. Le calca fuerte la entrepierna en la boca, para que él no tenga escusas y le relama bien en profundidad la almeja.
Lucas se puso tan cachondo que no pudo evitar sacarse la polla y pegarse una buena pelada. Tiene el miembro todo magullado y con cicatrices, seguro que su chica practica con él algo de fútbol y boxeo. Lucas antes de correrse coge una copa vacía. Eyacula en ella una buena descarga de esperma. Avisa para que la recojan y se la lleven a su novia. Lourdes al recibir la copa, como ya no le quedan obleas, embadurna con su contenido una tostada de pan de molde y se la da a comer al cliente que está más escuchimizado, para ver si así echa más cuerpo.
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