LA HISTORIA INACABADA

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                LA HISTORIA INACABADA
    
      Siempre había sido el último capítulo. El que nunca se escribía, el que se quedaba flotando en la imaginación, esquivo. Los personajes, cansados de esperar, habían comenzado a murmurar. El escenario, polvoriento y abandonado, los miraba con reproche. El autor, con la pluma en la mano, se perdía en un laberinto de "y si...". El final, como un fantasma, se alejaba cada vez más.

—Tienen que terminar juntos —exclamó Rosalyn, el personaje central de la obra, con los brazos en jarra.
—¿Una vulgar novela de amor? —Se burló, Paul, su amante desde el nudo central de la trama—. Es un texto rotundo, fresco, diferente... Merece un final adecuado; igual a como es la vida. Los espectadores merecen algo más profundo, un reflejo de la vida, algo que les haga replantearse su propia situación; cuestionarse las propias convicciones —Alzó un brazo enérgicamente—. No un cuento de Grimm deslucido y traicionado por Disney, Rosalyn.
—Pero —aduce ella—, también hay historias de amor con un final feliz. Hay que darle esperanza a la gente; que los espectadores vivan la tensión de la relación, pero que termine positivamente.
—Una verdadera obra de teatro tiene el deber de hacer pensar al público más allá de lo convencional, aunque crujan los nudillos; por más que deseen un cuento de hadas melífluo... Reconoce, Rosalyn, que en la vida predomina el pathos.
Rosalyn atraviesa el escenario y se sienta en uno de los bancos que sirven de atrezzo  simulando un vagon de tren. Cruza las piernas con un brazo sobre las piernas y el otro apoyado en el reposabrazo lateral sujetando la cabeza.
—Yo creo en el amor, Paul. Me gustaría que esta obra sea una historia romántica con final feliz...
—El amor, no es eterno, Rosy. Nada lo es, todo tiene un comienzo y un final... como un desarrollo de las relaciones. La ingenuidad perjudica a la gente. Los corderos siempre son devorados por los lobos...
Rosalyn interrumpe violentamente:
—Yo —se golpea el pecho con el puño cerrado, violentamente— soy un cordero, Paul. En el amor verdadero no valen los escudos. Hay que entregarse, ¿entiendes?: en-tre-gar-se.
—Las dos partes (o si hay una tercera persona, las tres) —responde Paul— deben entregar-se, Rosy; si lo hace una, y lo hace enteramente, sin autoprotección alguna, mientras el otro, la otra o los otros no hacen lo mismo, quien ama intensamente, sin reserva... padecerá, sufrirá, quedará destruida. Además, —añade con una breve risita— somos los intérpretes; no los protagonistas de nuestra historia verdadera.

El autor, pensativo, juega con la pluma. "Los personajes han de sentir y adquirir vida", se dice. "Han de ser un reflejo fiel de la vida cotidiana. Son dos enamorados..., pero qué es el amor, cómo se ama. El amor es un fin en sí mismo, o es un medio para alcanzar la felicidad de cada enamorado. ¿No es eso algo egoísta, en fin de cuentas?" Vuelve al guión y continúa  con su cavilación: "¿Y sí...?''

—Dices eso —replica Rosalyn enfurecida— porque tú eres un egoísta. TÚ —subraya el pronombre personal— no sabes amar, eres... eres un escéptico, un ..., sí, eres un cínico, Paul... Eso es.
Paul se acerca a ella. Se sienta en el.otro banco, frente a ella... Corrige el gesto y se sienta en el.otro banco, junto a ella. Ella le mira. Él dibuja una sonrisa tierna, sus ojos brillan, emiten una exhalación casi palpable.
—Además —repone Paul con una breve risita—, somos los intérpretes; no los protagonistas de una historia nuestra, verdadera.
—Cuando se ama, Paul, se vive la relación cada minuto, se desea con pasión, es un fuego interior que palpita. ¿No crees, Paul? Nuestros personajes se han descubierto, se han entregado, ambos. Han luchado para realizar ese amor... constantemente. ¡Son tiernos, son apasionados, son felices juntos..., juntos Paul! Merecen probar que el amor "existe", que puede mantenerse, cuidarse, persistir en el tiempo, Paul... ¡todo el tiempo!
Rosalyn estrecha entre sus manos las de Paul, con fuerza. Paul, se acerca y abraza a Rosalyn.
—Creo que puede ser, Rosy... el amor de ellos es auténtico. Han luchado mucho y... se han entregado... los dos. —Cabecea levemente, con un gesto de concentración, y un par de segundos más tarde, añade—: Sí, Rosy, "tienen' que terminar juntos, vencer los obstáculos, mantenerse fieles a sus sentimientos. Tal vez... el amor es egoísmo, pero un egoísmo puro, un egoísmo plural, de los que se aman. —Paul se inclina con suavidad y la besa. Rosalyn cierra los ojos, recibe el beso con los labios abiertos. Se entregan a un beso apasionado, luego se miran fijamente. Paul, sin soltar las manos de Rosalyn, concluye: —Tienes razón, cariño, han de acabar unidos.
Rosalyn sonríe y dice:
—¿Toda la vida, Paul?
—Mientras se amen..., toda la vida de su amor.

El autor vuelve a tomar la pluma y vuelve al texto. "¿Y si... siguen en el vagón cuando el tren abandona la estación, con el destino de... amarse todo el resto del camino". Suelta la pluma, se queda mirando el guión, pone los brazos detrás de la nuca y se dice: "Ya tenemos el final".


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