MUERTE BAJO LA TORMENTA
Por Eunoia
Enviado el 06/02/2025, clasificado en Intriga / suspense
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MUERTE BAJO LA TORMENTA
El hombre del traje gris inspiró un largamente del vaporizador y se acercó a la acordonada escena del suceso. Caminaba con recelo para evitar los charcos barrosos del terreno.
Cuando lo vio llegar el guardia de seguridad se acercó con rostro seco.
—Hola, Bill
El del traje respondió:
—¿Qué hay Frank?
El otro señaló el cuerpo estirado con los brazos abiertos cerca de la verja.
—Jerry Paxton
_¿El secretario del sindicato?
—Ajá —asintió el guardia.
—¿Qué sabes, Frank?
—Lo encontraron los de la limpieza, a primera hora, al entrar al turno de trabajo.
Bill Nelson miró al cielo.
—¡Maldita lluvia! Está bien, Frank; voy a hablar con los chicos.
Echó a andar hacia donde yacía el cadáver; el otro le frenó.
—Ah, Bill —dijo el guardia—. El viejo me ha dicho que tenéis pendiente la salida al lago; que las carpas están enormes esta temporada. Quieres que te lo recuerde.
Nelson volvió al vaporizador y frunció el ceño.
—Gracias, Frank. Dile que lo telefonearé más tarde.
—Buenos días, señor —dijo el policia cuando Nelson llegó junto al muerto.
—¿Qué crees, Stephen?
—Muerte por electrocución, ha dicho Ellen; instantánea. Aunque no ha redactado el informe todavía.
El del traje gris miró detenidamente al cadáver. Se agachó y permaneció observando unas rojizas heridas punteadas cerca de la oreja del hombre.
—Está bien, Stephen. Podéis retirar el muerto. Voy a ver a Ellen.
Ellen Douglas levantó los ojos del portátil y saludó:
—Hola, Bill. ¡Cuánto tiempo..!
—Ellen. Me han cambiado de zona. La mujer se echó a reír.
—¿De nuevo incordiando, Bill? ¿Cuándo dejarás de ser un insolente?
El hombre, levantado una ceja, repuso:
—Mi trabajo, doctora... sólo hago mi trabajo.
La forense se encogió de hombros y siguió redactando.
—¿Qué opinas?
Ella sin levantar la vista, respondió:
—Había tormenta; estaba cerca de la valla y a su alrededor los árboles... Todo parece que encaja.
—¿Un rayo?
—Pudiera ser..., sólo que...
Nelson no la dejó terminar:
—¿Crees lo mismo que yo? ¿La herida punzante..? —Ellen Douglas se separó de la mesa del escritorio y se quedó mirando al detective de la policía.
—Paxton y Harrigham no se llevaban bien. El viejo había intentado suprimir el sindicato...
—Ya veo. Frank se ha ido de la lengua.
—¿Qué vas a hacer, Bill?
—Requisar todas taser de los vigilantes. Luego, ya veremos.
La forense entorno sus perspicaces ojos negros ,mientras escuchabs las palabras del detective jefe.
—No voy a permitirlo, Ellen. Harrigham es muy poderoso, lo sé. Es amigo del gobernador Larson. Todo el maldito condado sabe que sobre Jerry Paxton había recibido muchas amenazas de muerte...y sabemos que el viejo había declarado la guerra al sindicato. Paxton a muerto en terrenos de la compañía.
—Bill —dijo Douglas con un tono de simpatía—, ¿no es cierto que tú y Harrigham sois viejos conocidos.
Nelson asintió con la cabeza.
—Voy a terminar el informe y entregarlo para el peritaje.
—¿Muerte por electrocución?
Ella bajó los brazos y respondió:
—Es la causa de la muerte, Bill. La investigación es cosa vuestra.
La sombra gris del detective jefe salió del despacho y un halo de vapor cubrió su hombro derecho. Las nubes volvieron a cubrir el cielo. A lo lejos, un fino cordón luminoso encendió el horizonte. La tormenta estaba punto de volver a desatarse. Bill Nelson apretó el paso cuando las gruesas gotas frías golpearon sonoramente contra las copiosas hojas de los fresnos.
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