“Lo que es a la izquierda, también lo es a la derecha.”
Es sorprendente cómo esta frase describe a la perfección lo siguiente: 252 y 525.
Más aún, si miramos un reloj, teléfono, etc, que utiliza cristales líquidos.
Podría ser una fecha: veinte y cinco de febrero o un número de años: 525.
Podría decir que representa el infinito: lo podemos escribir alternando las dos cifras y teníamos una “cara a cara” perpetua.
Sobre el cuerpo humano no se puede decir lo mismo: es verdad que tenemos dos ojos, dos orejas, dos manos, dos piernas, dos pulmones, dos riñones, etc., pero también es verdad que tenemos un solo hígado, un solo estómago, un solo bazo, un solo corazón y, sobre todo, una sola cabeza.
Entre la corteza terrestre y la exosfera (estrato atmosférico), no hay algo más idéntico en su derecha-izquierda.
El Universo está lleno de “cuerpos” singulares: soles, planetas, cometas, etc.
Pronto se cumplirá la simetría perfecta: 525 años de mediados del milenio pasado, en el día veinte y cinco de febrero.
Será el día XXV del II de II mil XXV.
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