DISTANCIAS SIN LATITUD

               DISTANCIAS SIN LATITUD



1.     ______________Ella

El sol comienza a descender en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos anaranjados.
En Castilla, los campos de trigo se mecen suavemente con la brisa, creando un mar dorado que brilla con la luz del atardecer.
Un grupo de niños corre entre las espigas, riendo y jugando, mientras sus padres se reúnen en la plaza del pueblo, compartiendo historias y risas en el frescor de la tarde.
A medida que el sol se oculta, las estrellas y la luna asoman en el horizonte, mientras el canto de los grillos empieza a llenar el aire con su dulce melodía.
El día abre paso a la noche, y Castilla se sume en un manto de paz, donde cada atardecer es un recordatorio de la belleza simple de la vida.
En un recóndito lugar de la meseta, una mujer se dispone a retomar sus escritos mirando al horizonte, y dedica ese momento a un buen amigo.

2.   ______________Él


Atardecer.
El manto azul con pinceladas de un suave rosado y mandarina señala la victoria ineluctable de la noche.
En el Mediterráneo, el beso de la marea apenas se apropia unos centímetros de la cristalina arena. Otro beso: la templada sensación fresca de un invierno travestido de primavera.
Identidades imprecisas en los transeúntes invisibles, como en una pintura impresionista: meros puntos de luz y sombra. Se cruzan anónimos seres, que comparten la búsqueda de una realización personal cosificada. Las sonrisas han sido confiscadas por la materialidad dominante de las calles de asfalto y cemento. ¿Donde queda la alegría del juego?
Los neones y los led, la artificialidad de las farolas, hacen invisibles las estrellas. En los parques no hay más vida que la insonora paciencia de la vegetación escasa.
Descanso salpicado de pesadillas, complejidad de la vida urbana. ¿Quién eleva sus ojos asombrados al concierto palpitante de los distantes soles?
En medio de los insaciables hormigones, él se entrega apasionadamente a descubrir el alma cristalina que en la meseta noble describe la fusionada belleza de la vida interior con la sencilla vida natural. Saborea cada sílaba ... y se enternece con el susurro que cruza las distancias y no distingue entre las latitudes.